Una chilena más sin vesícula

Publicado el at 10:03 am
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Al inicio de febrero la alegría me embargaba, ya que como cada año, comenzarían mis anheladas vacaciones y luego de varios meses de organización partiría a un paradisiaco destino veraniego.

Viviana Orozco
Periodista

Fue así como luego de algunas horas de vuelo llegué a Cartagena de Indias, en Colombia, donde durante 10 días pude conocer la hermosa cultura de dicho país, pasear por sus lindas playas, compartir con grandes amigos y comer muchas cosas ricas.

Desafortunadamente, los platos elegidos y los años de malas decisiones alimenticias me pasaron la cuenta, porque -de vuelta ya en Chile- un dolor horrible, de esos que no dejan ni pensar, me dejó por más de tres días sin probar ningún alimento.

Tras varios exámenes y pinchazos para aliviar el dolor, me enteré que tenía cálculos en la vesícula y que era perentorio someterme a una cirugía para extirparla.

Con gran valentía -alentada también por el dolor en mi abdomen-, asumí que la operación debía ser pronto. Además, por fortuna caí en las manos de un buen especialista que me explicó que, en la actualidad, gracias a la tecnología, la intervención laparoscópica sería muy rápida, pues a través de unos pequeños orificios se introducen a la cavidad abdominal una cámara y unas pinzas hemostáticas para extirpar el órgano.

Además me explicó que un gran porcentaje de chilenos viven sin su vesícula, sin presentar mayores problemas y que al momento de encontrar los cálculos lo mejor es operar.

Es en ese momento cuando aparecen algunos “dolores de cabeza”, ya que un alto porcentaje de chilenos no cuenta con los recursos para pagar dicha operación de manera particular, la cual en una clínica privada puede tener un costo de más de un millón de pesos.

Sin embargo el sistema público, mediante el GES (Garantías Explícitas en Salud) cubre todos los gastos de operación de vesícula, con una serie de requisitos, entre los que se cuenta tener entre 35 y 49 años, beneficio al que no pude optar por tener 31 años.

Pero hay también otras alternativas para terminar con los horribles dolores y a un costo relativamente accesible, como los sistemas de pago especiales que ofrece Fonasa y a los cuales se asocian diversas clínicas y hospitales y que además permiten evitar las largas listas de espera del GES e incluso un problema de salud más peligroso.

Afortunadamente hoy ya estoy recuperada, de regreso a mis quehaceres normales y con plena conciencia que, aunque hay que disfrutar la vida, debo tener algunas precauciones con mi salud y mi cuerpo.

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