Tierna historia de adopción de perros callejeros ganó concurso en San Felipe

Publicado el at 27/10/2020
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“Kuro” y “Shiro” son los dos canes protagonistas del relato que se llevó los aplausos en el certamen organizado por el municipio

SAN FELIPE.- Rodrigo Fraile, de 34 años, es vecino del sector La Parrasia. Siempre fue amante de los animales, pero su vida cambió por completo cuando adoptó a dos perros adultos callejeros en junio del año pasado.

Fue tanto el cariño que le inspiraron sus nuevos compañeros que se animó a participar en el concurso “Relatos de adopciones de mascotas en 100 palabras”, organizado por la Municipalidad de San Felipe. Y para su sorpresa, la historia de “Kuro” y “Shiro” -como se llaman sus perros- se quedó con el primer lugar.

Rodrigo cuenta que los vio por primera vez a las afueras del local donde trabajaba, en el Terminal de Buses. Ahí les regalaba comida y los mimaba, antes y después de su jornada laboral.

“Yo sentí la necesidad de adoptarlos. Había tenido perros antes, pero nunca había adoptado a perros adultos, por eso comencé a preguntar en grupos de Facebook cómo era el proceso”, comentó Rodrigo.

Por lo tanto, “de a poco le fui colocando el arnés a ‘Kuro’ y hacía que me siguiera hasta que un día decidí llevarlo a mi departamento. En ese momento nos siguieron muchos perros, entre ellos el ‘Shiro’, que también terminé adoptando”.

Incluso antes de concursar, “Kuro” y “Shiro” ya contaban con una popularidad que quisiera cualquiera, pues su nuevo dueño había abierto una cuenta de instagram @kuro.y.shiro, donde se han hecho famosos en la comuna.

Cabe señalar que el premio en comida que ganó “Kuro”, “Shiro” y su dueño Rodrigo fue donado al refugio animal “Del Valle”, donde tienen a más de 40 perros en la comuna de Santa María y es un trabajo autogestionado.

EL RELATO GANADOR

Negro y Blanco

“‘El Blanco’ y yo éramos callejeros del Terminal de San Felipe. Pedíamos comida en Yungay e incluso una vez nos dieron sushi. ‘El Viejo’, ‘Tigre’, ‘Cholo’ y ‘Pastora’ eran miembros de nuestra brigada canina, pero ‘El Blanco’ era mi compañero de caminatas por el centro, El Carmen y a veces por El Señorial, siempre juntos por la vereda. Entonces un día llegó el humano y no vi más a ‘El Blanco’, me habían adoptado…pasó el tiempo y aquí estamos, durmiendo bajo el mismo techo, saliendo a jugar y a pasear juntos otra vez; ya que el mismo humano también lo adoptó a él”.

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