Supermercados venden lo que quieren pero comerciantes minoristas tienen límites

Publicado el at 4:38 pm
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Roberto Silva Bijit

Los comerciantes tienen la razón.

La ley otra vez protege al más fuerte. En la desigual competencia con los grandes supermercados, hemos visto ahora en pandemia, más dificultades para el comercio minorista, fuera de las muchas que ya tiene con los ambulantes, los mecheros, el cumplimiento de las normas sanitarias, los controles municipales y la pandemia toda.

No tiene sentido que los supermercados puedan abrir sus puertas y vender en todas sus secciones, mientras los comerciantes deben bajar sus cortinas y seguir reduciendo sus ingresos en los peores momentos. La cancha no está pareja y es la autoridad la que debe contribuir a emparejarla.

Fiscalizar a TODO el supermercado les abriría los ojos sobre la discriminación que se está realizando, aunque hay algunos que han comenzado a reaccionar frente a ciertas situaciones legales.

Una de ellas se produjo hace un par de semanas en Concepción. Los dueños de la librería “Giorgio” consideraron que la fiscalización que recibieron por parte de la Seremi no era justa, ya que a ellos les prohibieron vender artículos de escritorio, mientras en otros establecimientos los vendían sin ningún problema. Es más, la librería al interponer un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones, aseguró que existiendo teletrabajo, los artículos de librería eran artículos esenciales. De ese modo, además de la discriminación, quedó planteada la inquietud respecto sobre cuáles son los artículos esenciales.

El caso llegó a la Corte Suprema, donde la Tercera Sala le dio la razón a la librería, señalando que la Seremi “limitó la venta de los artículos de librería a la recurrente, sin expresar un fundamento que explique su proceder frente a otros locales, que en las mismas condiciones también expiden dichos productos y a los que no les imputó su comercialización, convierte en arbitraria su decisión, razón por la cual se deberá acoger la presente acción constitucional”, y autorizó la venta de artículos de librería en fase 1.

Este triunfo legal constituye una demostración más en torno a la desigualdad que enfrentan los comerciantes minoristas con las grandes cadenas santiaguinas de supermercados.

Las nuevas restricciones para las fases 1 y 2 describen prohibición de vender todo lo que no sea un artículo esencial, es decir, que sean imprescindibles como alimentos, medicamentos, artículos de aseo e higiene personal, para el teletrabajo, la educación a distancia y la conservación y seguridad del inmueble. La venta de alcohol está permitida en locales que vendan algún artículo esencial. No se puede vender ropa, zapatos, perfumes, artículos de tocador y cosméticos.

Muchos locales que solo vendían alcohol han sacado patentes adicionales para vender alimentos y han logrado equipararse con los supermercados, en el sentido de poder vender sin restricciones.

Los comerciantes, organizados en sus gremios, deben dar una batalla por enfrentar las desigualdades por una parte, y la falta de protección por otra. Nadie debería olvidar que el comercio establecido es una actividad digna al servicio de la comunidad, que tiene largos horarios de atención y contribuye al mejor vivir de miles de familias.

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