Reactivan urgencia para proyecto en contra de la violencia en el pololeo

Publicado el at 04/05/2018
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El anuncio lo hizo la propia Ministra de la Mujer y Equidad de género, Isabel Plá Jarufe, vinculada a Quillota donde creció y a familias de la región. No se demoró nada. Asumió el cargo e inmediatamente planteó que el Presidente Piñera le había señalado que debían darle urgencia al proyecto en contra de la violencia en el pololeo, el mismo que habían presentado en su primera administración y cuya tramitación quedó congelada con la llegada de la Presidenta Bachelet.

opinion de funador del diario el observador
Roberto Silva – Fundador de “El Observador”

El proyecto ingresó en marzo del año 2013 a la Cámara de Diputados bajo el nombre de “Ley sobre Violencia en las Relaciones de Pareja sin convivencia”. El 14 de enero del 2014 fue terminado el primer trámite y enviado al Senado, donde quedó detenido hasta ahora.

Como muy bien lo dijo la ministra Isabel Plá: “El Estado no puede limitarse a llevar la cuenta de las víctimas de femicidio. El Estado tiene la obligación de prevenirlos, de llegar a tiempo y de leer las señales que las víctimas van dando…”.

Se trata de 16 artículos que introducen modificaciones a la Ley de Violencia Intrafamiliar y que proponen medidas para prevenir, corregir y castigar la violencia en el pololeo.

Si hay una etapa dulce en la vida es la del pololeo, la de los primeros encuentros, la del conocimiento de lo que será el amor. Hay gente que pololea muchos años antes de casarse y hay otros que se deciden rápido.

 Nada puede decirse en forma muy definitiva en los temas del amor, pero queda claro que si una pareja lo pasa mal en el pololeo, lo pasará mal en el matrimonio o en la vida en pareja. Como los pololeos son tan intensos, cuesta entender esto, especialmente por esa mala idea de creer que las personas cambiarán con el tiempo. Si algo puede afirmarse con cierta seguridad es que las personas no cambian, aunque pueden superarse o empeorarse.

La PDI hizo una encuesta para medir entre los jóvenes si ellos han tenido algún grado de violencia durante el pololeo. Investigaron las conductas de dos mil parejas de estudiantes de entre 11 y 17 años, tratando de entender la forma en que se relacionan para poder prevenir la violencia física y sicológica dentro de las relaciones.

Los datos no son buenos. Un 41% admite un grado de violencia y un 59% dice vincularse sin violencia. Del 41% hay un 9% que dice haber sufrido violencia explícita y un 32% asegura haber soportado señales de violencia.

Lo que pasa es que hay jóvenes que han visto que sus papás les pegan a sus mamás, y por lo tanto, asumen casi como una conducta normal ser violentos durante el pololeo, este ensayo de la vida en común que vendrá después. Visto así el problema, los patrones de conducta se repiten y el que vio golpear, golpea.

Y lo que es peor, aprender a callar, tal como lo vieron en sus casas, donde el papá golpeaba a la mamá, pero al día siguiente recibían sonrientes a sus familiares. Ese cinismo que los jóvenes percibían en sus casas, lo trasladan a sus pololeos y asumen que ella tendrá que callar. Para la Policía de Investigaciones es muy importante la conducta del círculo más íntimo de los jóvenes, porque entre ellos saben todo lo que pasa y son los únicos que pueden actuar y resolver conflictos, advirtiendo las conductas impropias que cada uno cometa.

Muchos de los femicidios que han ocurrido en los últimos años se relacionan con este excesivo control de la pareja, que quiere saber todo el rato qué está haciendo, con quién está y que hará el otro, atreviéndose a la manipulación y a la invasión de espacios privados, bajo la falsa premisa de creer que la otra persona le pertenece porque lo ama. Como señaló un policía: “Lo mío es mío y si no es mío, no es de nadie”.

Como comportamiento frecuente en las relaciones que tienen signos de violencia, se trata de aislar a la persona amada, privándola de ver a sus amistades, quitándole ese entorno social que es el único que puede ayudarlos de verdad a impedir conductas impropias.

Escuchemos y observemos los pololeos de nuestros jóvenes, para estar atentos para detectar cualquier síntoma de violencia, que una vez desatada, cuesta muchísimo erradicarla.

Nada más dulce que el pololeo, y si no es así, algo anda mal ahora y andará peor mañana.

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