Quilpué y el Combate Naval de Iquique

Publicado el at 22/05/2017
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Ricardo Loyola Loyola- Presidente Sociedad de estudios históricos, arqueológicos y geográficos de Chile

La Ciudad del Sol, como se conoce tradicionalmente a la comuna de Quilpué, tuvo una relación muy estrecha con el Combate Naval de Iquique. Si bien hacia 1879, la pequeña aldea poco y nada sabía de lo que ocurría en Iquique, luego de apaciguados los ánimos y vuelta la calma, pudo cobijar bajo su cielo y aire puro, a uno de los máximos héroes de la gesta naval chilena, el ilustre marino don Carlos Condell de la Haza.

El héroe patrio se alojó en una de las antiguas casas ubicadas al costado norte de la estación de ferrocarriles de la ciudad, justamente al frente de donde se ubicaba el hermoso arco que cruzaba la vía férrea y que recordaba el similar de bizcochuelos que doña Mercedes Canelo, junto a sus compañeras, había construido para la inauguración del trazado ferroviario en la zona y la visita de la máxima autoridad nacional. La antigua casona era de un piso, techos altos, una gran sala de estar, comedor y grandes piezas, con un corredor de madera en su frente, un gran patio de entrada y una escalera de cemento para su acceso. Decimos que “era”, pues luego de quedar muy destruida tras el terremoto de 1985 en la zona, se quemó completamente demoliéndose al poco tiempo, quedando hasta nuestros días, dos palmeras, mudos testigos de la presencia de Condell en la zona.

Quiso el destino que la pequeña aldea de Quilpué fuera testigo únicamente de la muerte de Condell, ya que este llegó con su familia en abril de 1887, arrendando a nombre de su mujer la propiedad que antes hacíamos mención, en la cual habitó solamente hasta el 24 de octubre de ese mismo año, fecha en que se produce su deceso. En procesión mortuoria sus restos fueron trasladados a la Iglesia del Rosario de Quilpué, donde fueron velados íntimamente, antes de ser trasladados en un tren funerario hasta Valparaíso donde se le rindieron todos los honores que le correspondían, así como en cada parada del ferrocarril.

Si bien fueron meses, la aldea por muchos años guardó en su historia y en su corazón el hecho de haber dado su última residencia a quien fuera el cerebro y la acción, en las gestas heroicas de nuestra Armada en las batallas de la denominada “Guerra del Pacífico”.

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