Ola de robos afecta a nuestras ciudades

Publicado el at 27/03/2018
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La edición pasada “El Observador” tituló: “Ladrones no le temen a Carabineros”. Una frase fuerte, que demuestra el actual estado de nuestra seguridad. No es una frase antojadiza, ya que en la última seguidilla de robos, los delincuentes han demostrado que pueden actuar sin temor a la autoridad.

opinion de funador del diario el observador
Roberto Silva – Fundador de “El Observador”

Si un grupo de delincuentes entra a un local de comida y roba, estamos en lo que vemos siempre; pero si ese grupo de delincuentes, a altas horas de la madrugada, se instala en el balcón que da a la calle de ese local y se hacen unos sándwich y consumen varias cervecitas y se ríen con descaro, estamos muy mal. Y eso pasó en pleno centro de Quillota.

Los delincuentes deben sentir que hay vigilancia, la gente debe ver a las policías en el centro y en los alrededores de nuestras ciudades. Gran parte de la fuerza de prevención es que veamos a los carabineros patrullar la comuna.

La ola de robos sigue avanzando y no se ven esfuerzos por contenerla. Hace poco tiempo vimos con asombro que algunos jefes de Carabineros dieron cifras estadísticas “probando” que la delincuencia había bajado. Lo que se siente es otra cosa. Los reclamos de la gente también siguen creciendo.

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Hay muy pocos detenidos. Esa es la mejor demostración de la falta de control. Pareciera que los delincuentes saben que pueden moverse libremente porque nadie los atrapará. Claro que para atrapar a alguien hay que seguirlo y si no los siguen van a seguir atacando al comercio y la industria, a los empresarios y al mundo agrícola. Nadie se salvará si no se le pone atajo al libertinaje con que se mueven los ladrones.

Carabineros no puede seguir dando explicaciones, ni quejándose porque la gente les reclama más presencia. Lo que tienen que hacer es justamente eso, tener más presencia, patrullar más y detener a algunos que sea, para demostrar que el sistema funciona.

Cargarle todo el peso de la inseguridad ciudadana a los tribunales no parece lo más justo, aunque hay también muchas responsabilidades en ese sector. Aunque en último término lo que pasa es que debemos mejorar la legislación, ya que hace rato se quedó atrás.

Hay un dato que prueba lo mal que estamos en seguridad a nivel nacional. Hace tres años se echó a andar el Banco de Datos de los delincuentes, sin embargo todavía no funciona. Eso significa que si Carabineros detiene a una persona, no puede ver su situación en Investigaciones, en Gendarmería, en el Poder Judicial, en el Servicio de Menores, porque al no estar completamente en línea el sistema, les cuesta muchísimo más recabar antecedentes sobre la persona que tienen detenida.

Esas son las situaciones que facilitan la vida de los delincuentes, que por otra parte, cada vez que ingresan a la cárcel -donde nadie les exige que trabajen- aprenden todo lo que necesitan saber para delinquir mejor, conocen compañeros de futuras jornadas y aprenden sobre nuestras defectuosas leyes.

Cerremos este comentario con los más escandalosos e impunes ladrones de nuestra zona: los mecheros, expertos en robar desde los locales comerciales. Son familias completas que ingresan a los establecimientos, que actúan en equipo y que se han transformado en una verdadera pesadilla para los comerciantes establecidos.

Necesitamos más seguridad preventiva, más Carabineros en tareas de control y no sólo dando charlas en las juntas de vecinos, que si bien son muy buenas, hay que hacerlas después de tener a nuestras ciudades a resguardo.

 

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