Mujer que fue agredida por su pareja relata el episodio más traumático de su vida

Publicado el at 01/03/2018
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“La cultura machista y misógena en la cual hemos crecido permite que todo esto suceda”, reflexiona Victoria Muñoz, quien sufrió un terrible ataque durante la celebración del 14 de febrero.

La violencia hacia las mujeres es un problema que se arrastra desde tiempos inmemorables. Aun así sigue siendo un problema invisible para muchos, actitud que no hace más que naturalizar dinámicas que no son correctas. Es por esto que todavía no se han aplicado las medidas necesarias para el resguardo de las víctimas, y las posibles víctimas de sufrir ataques por parte parejas, exparejas, pololos, padres, tíos, primos, hermanos, desconocidos. En definitiva, por parte de hombres.

De un tiempo a esta parte, han sido muchas las mujeres que se han atrevido a contar sus historias, y así dar un paso en sus vidas para romper un esquema del cual no es sencillo salir. Los movimientos #niunamenos, el auge de planteamientos feminista y la agilidad de las redes sociales han servido como escenario para que se hagan conocidos muchos casos de agresiones, violaciones, abusos o, como es el caso de esta historia, intentos de femicidio.

En una publicación, y luego en un video subido a la red social Facebook, Victoria Muñoz, una mujer de Valparaíso, dio a conocer su testimonio del ataque que sufrió por parte de – quien fuera hasta ese momento- su pareja, quien además de propinarle diversos golpes, intentó quitarle la vida  tras salir a celebrar el 14 de febrero.

El episodio que vivió  sin dudas marcará su vida para siempre, es por esto que decidió hacer conocido su caso de violencia, y así de alguna forma resguardar su seguridad, pues aún siente temor de lo que pudiera hacerle su expareja, y para que además las mujeres tengan cuidado y eviten que en su vida pueda suceder algo similar.

El Observador conversó con ella, ofreciéndole un espacio en el que pudiera contar su historia, y así lograr brindar apoyo ante esta situación.

Este es su relato:

“Mi nombre es Victoria Muñoz, mujer de 30 años, y la madrugada del 15 de febrero mi ex pareja me intentó matar.

Es increíble que hoy me encuentre escribiendo esta historia, sin embargo, confío en que puede servir de experiencia y ejemplo para otras mujeres, mujeres que viven situaciones de violencia propiciadas por sus propias parejas. Hoy estoy viva, pero la historia podría haber terminado de otra forma, y mis amigos y familiares hoy podrían haber lamentado mi muerte.

Llevaba una relación amorosa de 2 años repleta de episodios de violencia, no sólo física sino también psicológica, sexual y económica. En estos dos años soporté mucho: malos tratos, ofensas, insultos. Pero algo pasaba dentro de mí que no me daba cuenta, el trabajo que este tipo de abusadores realiza sobre la mujer es único, es arduo, intentan aislarte de tu familia, tus amigos, y de pronto te encuentras sola, no estándolo realmente, sin embargo, estos hombres son tan astutos que logran hacerlo real dentro de ti. Esta realidad, me dejó en una posición sumamente vulnerable, y a él en una posición de poder, sobre cada fibra de mi cuerpo. De eso me di cuenta una vez que salí del círculo de violencia.

Como les comenté, las experiencias violentas se sucedieron desde los inicios de la relación, terminando todo al momento de  vivir la experiencia más fuerte y traumática de mi vida… mi ex pareja trató de quitarme la vida la madrugada del 15 de febrero. Veníamos con problemas, periódicamente me insultaba cuando bebía, dado que él es alcohólico, y cuando caía en estos estados -que era prácticamente de a diario- me violentaba verbalmente, incluso muchas veces llegó a echarme del hogar que compartíamos.

En muchas de estos episodios yo tomaba a mi hija de 4 años, quien vivía con nosotros, y la llevaba al segundo piso donde nos encerrábamos en su dormitorio hasta que llegara la mañana siguiente, donde él pedía perdón diciendo que no se acordaba de lo que había hecho o dicho, me prometía que nunca más iba a suceder, que iba a hacerse un tratamiento, que me amaba a mí y a mi hija y que lo volviéramos a intentar. Otras veces tomaba a mi hija y dejaba el hogar con ella camino a casa de mis familiares. En más de una oportunidad llegue a distintas horas de la madrugada con ella en brazos, tratando de ocultar un poco lo que pasaba por vergüenza, por miedo, y al día siguiente venía la misma historia de arrepentimientos, disculpas y promesas de cambio.

El día 14 del mismo mes salimos a celebrar el día del amor. Luego de estar en un conocido restaurante de Viña del Mar, donde compartimos una cena, nos dirigimos a bailar, hasta que en un momento algo detonó un cambio en su comportamiento. A esas alturas él se encontraba totalmente alcoholizado y de pronto cambió su actitud, se puso violento y agresivo. Yo estaba sin entender nada. Me dijo “me voy” yo le respondí “me voy contigo”. Él tenía las llaves del vehículo y mi tarjeta bancaria, por tanto, si él se iba sin mí no tenía como volver a casa. Mi objetivo principal era que él no manejara, pues se encuentra cumpliendo su tercera condena por manejo en estado de ebriedad. La Justicia Chilena decidió que era suficiente con quitarle su licencia de conducir y dejarlo con arresto domiciliario de fin de semana, castigo que para su realidad era más bien un premio, dado que no había mejor panorama para él –un ingeniero informático- que encerrarse en la casa y ponerse a beber frente al computador.

En episodios como este él cometió una serie de exabruptos, acosó a ex parejas, quienes hoy me han mostrado su apoyo y admiración por mi valentía al enfrentarlo, denunciarlo y seguir el proceso judicial. Ninguna de ellas se atrevió a hacerlo porque, es tal el miedo que sienten hacia él, que no quieren atestiguar en su contra, debido a lo vengativo que es y a las amenazas que sufrieron por su parte cuando estaban en una relación.

Me subí al vehículo con él, yo iba de copiloto insistiendo todo el camino en que me pasara las llaves del vehículo. Esto había sucedido antes y de alguna forma u otra lograba que me pasara las llaves. No lo logré y manejó desde el Casino de Viña del Mar hasta la Ruta Las Palmas de manera errática pasándose luces rojas y discos pare, además a exceso de velocidad. Una vez entramos a la Ruta las Palmas, dada mi insistencia en conducir, él comenzó a echarme del vehículo en movimiento. Abría mi puerta y me gritaba -entre empujones y golpes- que me bajara. En este momento sentí pavor y le dije que iba a llamar a los carabineros. Apenas logré marcar el 133 cuando abruptamente él orilla el vehículo y comienza a intentar quitarme el teléfono. En el forcejeo me tiró el pelo, me golpeó en la cara, me empujó, me mordió el brazo y el cuello, y me comenzó a estrangular. A esas alturas él ya me había quitado mi teléfono.

Cuando sentí que perdería el conocimiento pensé en  mi hija, y saqué fuerzas que no sabía que tenía, logré sacármelo de encima y comencé a gritarle como loca “mira lo que me hiciste”, “me trataste de matar”, “te voy a meter preso”. Traté por medio de este histerismo hacer que se detuviera. Lo logré.

En ese momento no logré pensar con claridad, tenía miedo de bajarme del vehículo, andaba vestida con un vestido corto y zapatos de tacón, no tenía dinero ni mi celular, sólo sabía que debía llegar a la civilización, por tanto él siguió conduciendo de la misma forma.

Llegamos a la casa, y era tal su nivel de ebriedad, que después de todo esto él se fue a acostar y durmió. Fue ahí cuando desde la misma casa llamé a carabineros. Me cambié rápidamente de ropa y esperé con la puerta abierta que ellos aparecieran.

Una vez llegaron comenzó el operativo, constaté lesiones, tomaron mi declaración y se lo llevaron detenido. Al día siguiente fue formalizado, sin embargo, no lo dejaron con prisión preventiva porque las lesiones que me provocó no fueron lo suficientemente graves.

Es acá donde me quiero detener. El sistema hoy le permite a los hombres abusar de la mujer. La cultura machista y misógena en la cual hemos crecido permite que todo esto suceda. En este caso yo soy la 4ta denuncia en contra de este hombre por violencia intrafamiliar, por tanto la justicia está esperando que derechamente acabe con la vida de una mujer para tomar cartas en el asunto. La justicia en este caso es reaccionaria, no es proactiva. Lo que necesitamos son condenas y castigos ejemplificadores que permitan que el abusador piense dos veces antes de agredir a su pareja.

Por otro lado, en esta experiencia me topé con funcionarios públicos ejemplares, Carabineros se mostró muy riguroso, pero a la vez empáticos y de un trato sumamente cálido y humano, pero así como me topé con seres humanos extraordinarios, también me topé con otros que dejaron mucho que desear, entre esos está el médico del SAPU Nueva Aurora, quien se tomó la libertad de violentarme con un comentario que rompió mi corazón más de lo que ya venía herido. Tuvo el atrevimiento de hacer una broma y comentarme “pucha que estuvo bueno el 14 de febrero”, la carabinero que me acompañaba me miró y sentí su empatía y vergüenza ante lo que acababa de escuchar. Yo en el estado que me encontraba fui incapaz de decir nada al respecto.

Por tanto, creo que como país, como sociedad, tenemos mucho que avanzar. Comencemos por criar niñas empoderadas e independientes y hombres cariñosos, respetuosos y humanos. Las autoridades deben cambiar la legislación para que, en vez de ser reaccionaria, nos proteja frente a la posibilidad de ser víctimas y no frente al resultado de una agresión -la cual por lo demás debe ser de carácter mortal o sumamente grave para lograr algún tipo de castigo que vaya más allá de una anotación en su prontuario-. Convengamos que este hombre tiene 4 denuncias de violencias intrafamiliar antes que la mía, entonces me pregunto: ¿qué esperamos? ¿Que mate a alguien? ¿Cuántas mujeres más van a ser víctimas de su carácter violento antes de que alguien haga algo?

Los dejo con esta reflexión como sociedad, por mi parte voy a seguir adelante, en compañía de mis seres queridos, tratando de sanar la herida más profunda que he vivido hasta el momento. Sin duda, un aporte importante a esta sanación interna es el perseguir judicialmente a este agresor y lograr que pague por lo que hizo y por lo que intentó hacer, intentar quitarme la vida.

Esto es por mí, por las anteriores y por las que vienen.”

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