MI BUENA NOTICIA: Se abrió paso en el mundo de los choferes y hoy tiene su propia micro

Publicado el at 5:47 pm
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El sueño de Jeniffer Romero era ser chofer de bus como su papá y hoy sigue sus pasos detrás del volante

PUCHUNCAVÍ.- La vida de Jeniffer Romero Muñoz partió sobre cuatro ruedas, pues prácticamente se crió a bordo de un bus. Cuando ella nació su padre trabajaba como chofer en una línea de micros y ella lo acompañaba en sus recorridos cada vez que podía. Así conoció todos y cada uno de los rincones de las comuna que abarcaban los recorridos y también le tomó un enorme amor a este trabajo.

Pero otro de sus amores es la comuna de Puchuncaví. Si bien ella y sus padres vivían en Quilpué -donde ella estudió su educación media-, cada vez que podía se escapaba a la casa de sus abuelos Ignacio y Fresia, en la comuna costera. Puchuncaví le gusta tanto que se fue a vivir con sus abuelos y durante los dos últimos años de enseñanza media viajó diariamente entre ambas comunas, para lo cual debía levantarse diariamente a las cinco de la mañana.

Tras egresar del colegio ingresó a la Universidad de Valparaíso a la carrera de Ingeniería en Negocios Internacionales, pero solo alcanzó a cursar dos años cuando se dio cuenta que eso no era lo suyo. “Me salí de la carrera y me puse a estudiar para hacer el cambio de mi licencia de conducir a la licencia de chofer profesional”, recuerda.

Una vez obtenida su nueva licencia, en el año 2015, intentó ingresar a Sol del Pacífico, línea donde se desempeñaba su papá, pero se encontró con que los prejuicios de género aun pesaban mucho.

“No me dejaron ingresar, me dijeron que no tenía experiencia, pero en el fondo era el hecho de ser mujer, porque en oportunidades anteriores sí habían contratado a varones sin experiencia como choferes”, asegura Jeniffer.

Pero este obstáculo no amilanó a la joven chofer, que decidió buscar su oportunidad en la empresa Fenur. “Un amigo me consiguió trabajo manejando un bus de su papá en esa empresa y partí trabajando haciendo un recorrido en Quilpué, para Belloto Norte”, cuenta.

La experiencia fue muy buena, recuerda, aunque reconoce que su llegada a su casa laboral fue sorpresiva para sus nuevos colegas. “El hecho de que yo era joven y mujer les llamaba mucho la atención, pero trabajar allí fue una experiencia muy buena, me dieron ropa, fueron muy amables conmigo, se consiguieron un baño para mujeres y me sumaron como una más al equipo, aunque les costó un poquito hacerse a la idea de que yo entrara a ese mundo de machos”, cuenta con agradecimiento.

Así partió tras el volante de una micro, cuyos pasajeros no podían ocultar la sorpresa al subir se y ver a una joven mujer que, además de manejar y cobrar, también sabía moverse en un rubro altamente competitivo.

“La gente no está preparada para ver a una mujer arriba de una máquina. Muchas veces me decían ‘váyase a lavar o a hacer el almuerzo’ o me preguntaban ‘¿voy a llegar vivo?’. Con el tiempo, incluso, alguien me hizo una ‘funa’ en Facebook asegurando que yo no tenía licencia y otras mentiras, pero las mismas personas que eran mis pasajeros me defendieron porque sabían que yo era profesional y manejaba bien”, comenta.

Luego de seis meses en Fenur, Jeniffer decidió volver a postular a Sol del Pacífico, aprovechando que su mamá tiene micros trabajando allí y porque la empresa cubre también la comuna de Puchuncaví, donde ella vive.

“Era mi sueño llegar a trabajar allá, siempre quise llegar a esa empresa y ya tenía la experiencia, pero no fue fácil. Partí haciendo reemplazos y trabajando una micro de mi mamá. Mi primer recorrido fue La Calera a Valparaíso”, dice orgullosa.

Hoy, Jeniffer suma dos nueva buenas noticias a su vida: la primera es que hacer un par de semanas fue mamá de su primera hija; y la segunda, es que aunque se “encalilló hasta los ojos”, logró adquirir su primer bus, un Volvo de 46 asientos, nuevo, para el cual obtuvo un crédito a cinco años.

“Mi mamá y mi abuela me criaron con la idea de que yo podía hacer lo que quisiera. Siempre supe que yo podía ser chofer y aunque a los hombres les cuesta aceptar mujeres en este rubro, la recepción de ellos ha sido mejor de lo que yo esperaba. Y con los pasajeros pasa que me preguntan cuándo voy a volver a manejar y me echan de menos”, concluye esta joven mujer que pronto volverá a sentarse tras el volante para seguir disfrutando el mundo de las cuatro ruedas.

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