Más demostraciones que al proyecto de la termoeléctrica de Limache no le importa la comunidad

Publicado el at 03/10/2017
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opinion de funador del diario el observador
Roberto Silva – Fundador de “El Observador”

A pesar de los billetes que lanzó por entre medio de las instituciones de Limache, la empresa IC Power, de capitales israelitas-peruanos, sigue recibiendo permanentes rechazos de la comunidad.

Nunca antes hubo tantas marchas para expresar el descontento, el rechazo y el peligro que encierra para la salud de la población una empresa contaminante como “Los Rulos”, que además propone instalarse en el corazón verde y generoso de la comuna de Limache, en ese bello lugar que es “Los Laureles”, con olor a campo y tradiciones ancestrales.

Las marchas fueron muy grandes, en Valparaíso, en Viña del Mar, en Quilpué, en Villa Alemana, en Peñablanca y muchas en Limache y Olmué. Miles de personas se expresaron. Profesionales y grupos organizados, instituciones y personas, el alcalde y todo el municipio limachino, todos han expresado su categórico rechazo.

En todos los momentos la termoeléctrica mantiene sus oídos tapados y contesta con formulismos legales, en vez de asumir que tiene que buscar otro terreno para instalar sus emisiones de contaminantes.

El último numerito de IC Power es no considerar las demandas de cuatro grupos indígenas que se sienten pasados a llevar, no respetados, dentro de la normativa medioambiental.

El Servicio de Evaluación Ambiental, SEA, declaró admisibles cinco invalidaciones que le fueron presentadas hace unos días atrás por la comunidad, reclamando en contra de la termoeléctrica.

Cuatro de esas reclamaciones provienen de cuatro agrupaciones indígenas que acusaron a la empresa de apoyarse en un proceso viciado, porque no realizaron una “consulta indígena”, tal como contempla la ley. La respuesta de la central a gas, lejos de satisfacer a los reclamantes, se desvió diciendo que su termoeléctrica no tendrá afectación directa sobre grupos humanos pertenecientes a pueblos indígenas.

O sea, la realidad, para esta empresa extranjera, no es la realidad. Lo que importa es su mirada estrecha y legalista sobre la forma de imponer esta industria contaminante en medio de un vergel.

¿A quién se le podría ocurrir que esa central a gas no será contaminante? Es no entender nada, no mirar al otro lado del cerro, no saber lo que ellos son verdaderamente. ¿Para qué, entonces, ofrecen mitigaciones?

Antes de noviembre deberá reunirse el Consejo de Ministros para pronunciarse sobre la instalación de esta empresa contaminante en Limache. Esperemos que los ministros se iluminen, siguiendo la huella que dejó Dominga, y rechacen esta compleja industria que tantas emisiones de gas mandará al aire limpio de nuestro valle.

Este gobierno, como lo demostró la Presidenta Bachellet, no está obligado a aprobar todo lo que signifique desarrollo económico sin considerar la defensa del medio ambiente. No se trata de un gobierno que entienda que la economía pueda ser tan importante, que hay que fortalecerla aunque sea contra la salud de los ciudadanos y contra la naturaleza del lugar.

Hay mil formas de alcanzar el desarrollo económico que no sea contaminando y complejizando la vida de miles de familias.

Esperemos que los ministros de este gobierno respondan a los requerimientos medioambientales que Chile necesita, y que mirado en el tiempo, puedan tomar una decisión que proteja la salud de toda una comunidad.

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