Los “manejadores de partidos”

Publicado el at 11:16 am
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Parece un descaro que la ANFP advierta a los presidentes de los clubes del fútbol chileno moderar sus reclamos por los errores arbitrales. Es sacudirse de los errores y tapar el sol con un dedo.

Mario Campos Vinet
Editor

Errores arbitrales ha habido siempre. Desde aquella pelota que no entró en la final del Mundial de 1966, pero que marcó el triunfo de Inglaterra sobre Alemania, los yerros de “los hombres de negro” han convivido con el Deporte Rey para bien o para mal, generando alegrías en un bando y tristezas e impotencia en el otro.

Pero lo visto desde hace años en el referato chileno es vergonzoso. Porque un árbitro, como buen ser humano que es, se puede equivocar sin duda. Aplicar justicia en segundos a una jugada que dura milésimas de tiempo, hace que el error esté siempre rondando. Pero una cosa es decidir mal, y otra -completamente distinta- es hacerse el leso. Y lo que estamos viendo, son arbitrajes que omiten, que pecan de negligentes e incluso de cobardía.

De ahí que llama la atención y sorprende que la ANFP prácticamente lance una amenaza a los presidentes de clubes para que no protesten más contra los árbitros. Es pedir guardar silencio ante la injusticia. ¡Un verdadero descaro!

Un ruego que es comprensible cuando el jugador marca el gol en una posición adelantada milimétrica. O cuando la expulsión es interpretativa, dependiendo del color con que se mire. Pero que no tiene sustento cuando un árbitro falla de frente a la jugada. A Unión La Calera en Temuco no le cobraron dos goles legítimos. Y ante Colo Colo, a San Luis le anularon incorrectamente un gol que ya estaba cobrado, en el que intervinieron un asistente y el cuarto árbitro.

Planteo esto en la previa de la visita de Unión La Calera al Monumental. Allí, al igual que en el Estadio Nacional y en San Carlos de Apoquindo, es costumbre echar al saco a los clubes de provincia, no concediéndoles penales, expulsándoles jugadores y arrinconándolos con cobros localistas. No es un lloriqueo, es solo la realidad que han vivido también San Luis y Everton.

Por eso digo que “árbitros” hoy ya no quedan. Por más que digan que tenemos jueces con estilo…de esos que dejan jugar, esa es una venta de pomada. En lugar de árbitros lo que el fútbol chileno tiene son manejadores de partidos. Cobran para la galería para salir por la puerta ancha de cada estadio. Los verdaderos árbitros, como Juan Silvagno, Enrique Marín, Carlos Robles y Carlos Chandía, ahora son parte del patrimonio humano que va muriendo, igual que los zapateros y los escoberos…

 

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