Lo que hay detrás de la disputa entre los ministros y los alcaldes

Publicado el at 5:43 pm
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Roberto Silva Bijit

Nunca como ahora, debido a las discusiones sobre la forma de enfrentar la pandemia, se había visto con más claridad la disputa entre los alcaldes de las comunas y los ministros del gobierno.

Pondremos un ejemplo para analizar la situación y revisar su enorme importancia para el desarrollo de las provincias.

El Ministerio de Salud prohibió que se diera a conocer el nombre de las personas contagiadas a los municipios, asegurando que los datos se filtrarían y eso podría transformarse en ataques a esas personas. Además dijo que eran parte de los secretos de salud que guardan los médicos sobre sus pacientes.

Muchos alcaldes, pero especialmente el doctor Luis Mella, respondió con energía a la prohibición, explicando que la medida impedía que se conociera el origen del contagio (lo que llaman trazabilidad) y que al Ministerio le costaría mucho llevar un seguimiento de los pacientes, lo que obviamente le resultaría más fácil al municipio local. Si el municipio sabe el nombre del contagiado, lo visita en su casa, lo ayuda, organiza su traslado si fuese necesario, evita que circule contagiando a los demás, apoya a la solución del caso.

Esta semana, la Comisión de Salud del Congreso comenzó a revisar la redacción de un proyecto de ley que permite que la atención primaria conozca la identidad de pacientes contagiados de Covid 19. La intención es que la salud municipal pueda gestionar de mejor manera las cuarentenas de los pacientes con PCR positiva y sus contactos más estrechos.

Es decir, el paso de los días les dio la razón a los alcaldes y apenas se termine la tramitación del proyecto enviado por el Ejecutivo, tendremos a los municipios trabajando mejor para controlar la pandemia, tal como debieron haber estado desde un principio.

Lo que demuestra esta situación son varios aspectos muy importantes para el país. El primero es que los alcaldes (los municipios completos) son la base de nuestro desarrollo. Todo comienza en el municipio. Pero ahora todo comienza en el ministerio. No se entiende que las políticas nacionales vengan de arriba hacia abajo, como una imposición, cuando deberían surgir de abajo, desde el pueblo, para transformarse en los planes y programas de comunas, provincias y regiones. Pero Chile ha fracasado no solo en la descentralización, sino también en la definición de las políticas de desarrollo en la base.

La gente de cada comuna, a través de su municipio, sabe lo que quiere y necesita para vivir mejor. Desde Santiago asignan fondos que los municipios deben ocupar, ya sea en ciclovías, carreteras, áreas verdes o lo que sea, pero esas obras no son necesariamente lo que la población requiere para su bienestar.

En la única parte que eso ocurre es en el Gobierno Regional, donde los municipios postulan fondos y los consejeros regionales los aprueban.

Lo local se decide aquí y no en Santiago. Ese es el principio que viene fallando desde hace 200 años. Tendríamos un Chile más justo y más armónico si nosotros pudiéramos decidir lo que queremos que se haga con nuestros impuestos.

Hay que invertir la forma de gobernar. La relación Ministro-Alcalde debe ser revisada. Hay que darle un espacio mayor al municipio para que pueda dialogar con los recursos y programas del ministerio. No podemos seguir gobernando al revés, sobre todo si ya sabemos que no resulta, que Santiago no sabe (ni le interesa) lo que queremos en las comunas.

En una nueva relación Ministro-Alcalde podríamos tomar mejores decisiones para nuestro progreso.

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