Las dolorosas cifras de la violencia contra las mujeres

Publicado el at 11/08/2017
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opinion de funador del diario el observador
Roberto Silva- Periodista – Fundador de “El Observador”

Desde hace muchos años que el país viene soportando un extraordinario aumento en los casos de violencia contra las mujeres. Se ha hecho común que por celos hombres maten a sus parejas, les traten de quemar la casa con ellas adentro, las acuchillen, les disparen, y hasta le arranquen los ojos como en el caso de Nabila. En los últimos días hemos visto en las pantallas cómo un enfermero le pega a su esposa embarazada una patada en el vientre. ¿Cómo puede llegar a tanta la violencia, especialmente en un hombre que entiende lo que es un embarazo? También hemos visto bajar a un candidato a diputado, Rincón, por sus antecedentes sobre violencia familiar.

El fenómeno de la violencia tiene tomado al país.

En los estadios, en la política, en los barrios, en el comercio, en la movilización pública, en el pololeo, en todas partes la violencia está desatada. Cualquiera se cree con derecho a golpear a otro por lo que sea. Ese ambiente conlleva a que la violencia adentro del hogar haya crecido a límites insospechados.

Algunas cifras insolentes.

Según el Ministerio de Salud, el año pasado, 23.737 mujeres concurrieron a los recintos asistenciales por motivo de agresiones, ya sean al interior del hogar o tras un asalto. De estos casos, 5.449 mujeres confesaron que el victimario es su actual o anterior pareja, otras 4.287 fueron víctimas de un familiar y 2.215 de un conocido. El reporte, además, estableció que 77 embarazadas fueron agredidas por violencia de género, mientras que el rango etario que más sufrió este tipo de ataques fueron mujeres de entre 25 y 34 años, de la cuales 2.699 señalaron haber sido golpeadas por algún cercano.

O sea, en promedio, 65 casos al día, todos los días del año. Es como mucho.

 ¿Se pueden rehabilitar los agresores? Una pregunta clave para revisar si es posible lograr cambios en los agresores es investigar hacia dónde derivan a los que atacan a las mujeres”.

La notificación de estos números han sido recopilados por un plan piloto que desde el año pasado desarrolla el Ministerio de Salud para monitorear estos casos, programa que también busca detectar los lugares hacia donde se deriva a las pacientes a centro de apoyo.

Esto consiste en que cada vez que una mujer llega a un servicio de urgencia por violencia intrafamiliar, el médico de turno levanta una ficha clínica para notificar estos casos y puedan acceder a una “evaluación integral”, que incluye exámenes y diversas actividades.

Para determinar el tipo de agresiones, la estadística señala que 9.735 mujeres resultaron con contusiones por golpes, 1.178 con lesiones traumáticas por golpes en la cabeza, 141 heridas a bala y 76 con daño odontológico por puñetes en la cara. De los cerca de 24 mil casos totales registrados en 2016, 8.478 pertenecen exclusivamente a violencia intrafamiliar.

 ¿Se pueden rehabilitar los agresores?

Una pregunta clave para revisar si es posible lograr cambios en los agresores es investigar hacia dónde derivan a los que atacan a las mujeres.

En el país existen quince centros de Hombres por una Vida sin Violencia (Hepva), los cuales buscan a través de terapias “reeducar” a los agresores de violencia intrafamiliar, quienes primero deben sortear una fase de entrevistas individuales para luego integrarse al grupo de trabajo, con los requisitos de no padecer problemas de salud mental, drogadicción o alcoholismo.

Sin embargo, el problema más frecuente es que los agresores deserten del programa. Entre 2015 y 2016 ingresaron 2.285 hombres violentos a estos centros, pero apenas 262 terminaron con los planes para rehabilitarse. Peor todavía, si asumimos que el 30% de los agresores aceptaron voluntariamente someterse al programa.

La violencia intrafamiliar es un tema cada vez más complejo.


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