La violencia intrafamiliar: un problema comunitario

Publicado el at 13/11/2017
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Jimena Améstica Zavala
Periodista

El viernes por la mañana, la comunidad de Loncura -en Quintero- se alarmó tras conocer uno de los hechos más violentos del último año. Una mujer, arrancaba de las manos de su pareja, quien la había rociado con combustible y amenazado con prenderle fuego. Todo durante una discusión al interior de su casa. En un descuido de su agresor, la víctima consiguió escapar, siendo socorrida por sus vecinos.

Sin embargo, esta no era la primera vez que la pareja demostraba la misma violencia, pues muchos vecinos aseguraron haberlos oído antes. Si bien solemos escuchar que los problemas de pareja son “cosas de cada uno”, en este caso, la intervención de la comunidad fue vital para salvarle la vida a la mujer.

Si la comunidad no hubiese hecho suyo el problema, probablemente estaría en una cama de hospital, desfigurada y con compromiso respiratorio”.

En este punto cabe cuestionarse la actitud que muchos toman al ser testigos de hechos violentos, ya sean contra mujeres, niños o adultos mayores. Y es que, como en este caso, comenzamos a pensar la importancia de la comunidad, que muchas veces conoce a través de rumores los mayores pesares de sus integrantes, pero que aun así y consciente de los hechos, se convierte en una espectadora más, ya sea por miedo o por vergüenza a intervenir en una situación a la que se suele calificar como “privada”.

Pero no. Si la comunidad hubiese mirado hacia otro lado, probablemente esta loncurana se habría sumado a la lista de femicidios. Si la comunidad no hubiese hecho suyo el problema, probablemente estaría en una cama de hospital, desfigurada y con compromiso respiratorio.

La violencia no es un problema entre dos, sino, una responsabilidad de todos los que la percibimos en nuestro entorno y que no es una malformación en particular, sino la forma en cómo estamos educando a nuestras generaciones”

Entonces, este hecho debería marcar un precedente, demostrando que la violencia en la pareja es un problema social, que debe ir aparejado de un rechazo absoluto y la determinación a descartar ciertos prejuicios, porque nadie mata por amor, ni por celos, ni por enfermedad. Las causas dejan ver la realidad, donde la apropiación del otro elimina los márgenes de la independencia, volviendo a las personas en objetos de los cuales disponer.

La multiplicidad de casos deja ver que la violencia es un problema de todos, que como un virus, se transmite desde la infancia, y que de igual forma debe afrontarse solo por políticas públicas. Estas se deben iniciar reconociendo que la violencia no es un problema entre dos, sino, una responsabilidad de todos los que la percibimos en nuestro entorno y que no es una malformación en particular, sino la forma en cómo estamos educando a nuestras generaciones.

Es preciso entonces reconocer que la violencia continúa gracias a la justificación de las comunidades y a la nula intervención de quienes suelen ser testigos de estos hechos.


Foto principal referencial:  Shutterstock
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