La droga nos sigue invadiendo y nosotros seguimos sin reaccionar

Publicado el at 6:20 pm
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Roberto Silva Bijit 

Las luces rojas respecto de la droga en Chile, se volvieron a encender con la medición que durante las fiestas del Dieciocho se les hizo a los conductores de vehículos.

El resultado fue trágico: uno de cada cinco conductores maneja con presencia de drogas en su cuerpo, según diagnosticó con precisión el narcotest, que es un complejo aparatito (un poco más grande que un celular) que puede medir cinco tipos de sustancias: marihuana, cocaína, anfetamina, metanfetamina y opiáceos, que son los derivados del opio, como la morfina y la codeína.

Para la gente de Senda (Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol) los controles ratificaron la preocupante información que ellos tenían de las encuestas. En el último Estudio Nacional los encuestados reconocieron, en un 20%, que manejaban bajo los efectos de alguna droga.

Los controles señalaron algo similar. El 22,2% (uno cada cinco) maneja después de haber consumido algún tipo de droga.

Son muchos los peligros que provoca potencialmente esa cantidad de conductores drogados, que se atreven a manejar porque han ido asimilando esta nueva cultura permisiva sobre las drogas. Lo cierto es que sobre ellos caerá el mismo peso de la Ley Emilia, donde están incluidos por igual el alcohol y las drogas.

Hay que destacar que la Ley Emilia ha logrado bajar en un 38,5% los casos de conducción bajo los efectos del alcohol, gracias a una legislación dura y al desarrollo de campañas para no tomar si va a conducir.

Necesitamos más promoción para hacer sentir que las drogas encierran un gran peligro para todos los conductores y peatones, porque en medio de los caminos hay gente que tiene menos conciencia que otros, menos estados de alerta que otros, menos capacidad para reaccionar que otros. Hay que educar al peatón para que aprenda a caminar por las rutas en la dirección contraria a la que vienen los vehículos, para verlos cuando se aproximan y con la debida señalización de su presencia mediante chalecos reflectantes o luces. Igual tema con los ciclistas, especialmente a todos los que trabajan en nuestros campos y van y vienen todos los días a laborar en bicicletas.

Los controles de narcotest no han hecho otra cosa que seguir ratificando que estamos, desde hace años, siendo invadidos por la droga, por los drogos y por los que viven a costillas de los enfermos dependientes, por los que trabajan en el microtráfico, por los que se han ido haciendo millonarios con esta forma ilegal de hacer negocios.

Cada vez hay más señales sobre la forma como se mueven y crecen los grupos de narcotraficantes en nuestras ciudades. Cada vez más disparos marcan su presencia, cada vez más heridos y muertos confirman la impunidad en que se mueven.

En su edición papel del domingo, el diario “La Tercera”, entrevistó a la monja Nelly León, llamada “la monja de las presas”, que se hizo famosa cuando le dijo al Papa Francisco que “en Chile se encarcela la pobreza”. Cuando le preguntaron acerca de la cantidad de reclusas que hay por causa del microtráfico, ella respondió: “El 53%, más o menos, de las mujeres que están aquí están por microtráfico. Y los demás delitos suelen estar asociados al consumo. Chile está invadido por la droga”.

Esa es la gran verdad que el país no quiere ver: Chile está invadido por la droga.

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