La Calera: Pensionadas cuentan cómo sobreviven con poco más de $100 mil al mes

Publicado el at 5:27 pm
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Sonia Escudero, Margarita Anacona y Norma Ramírez deben cubrir varios gastos en el mes

LA CALERA.- A propósito del estallido social en todo el país, producto de la profunda desigualdad que afecta a gran parte de los chilenos, es necesario aterrizar las razones del por qué la mayoría de nuestros compatriotas simpatiza y solidariza con los reclamos de aquellos que se han manifestado en las calles con marchas masivas día a día.

En este sentido La Calera no ha sido la excepción. Al contrario, fiel a su historia de esfuerzo y lucha, los caleranos se han hecho sentir desde el primer momento, pacíficamente la gran mayoría, pese a la aparición de desadaptados que se aprovechan del justo reclamo de muchos para cometer delitos y destrozos.

Una de las demandas del movimiento tiene que ver con las bajas pensiones que reciben mes a mes los jubilados del país. Eso bien lo saben los adultos mayores de La Calera, quienes deben mantenerse con menos de 200 mil pesos todos los meses, monto que no alcanza para vivir en paz y con tranquilidad.

“HAY DOS CLASES DE VIUDAS EN EL PAÍS”

Sonia Escudero Ojeda tiene 69 años. Nació y se crió en La Calera y hoy vive en la misma casa que su padre construyó hace seis décadas con sus propias manos, en las cercanías del Estadio Municipal.

Madre de tres hijos, hace poco más de un año enviudó y cada mes recibe una pensión que es la mitad de lo que recibía su marido -Enrique Vega- como jubilación. “No puede ser que en mi país haya dos clases de viudas. Unas, como yo, que reciben el 50 por ciento de la jubilación del marido; y otras, viudas de funcionarios de las Fuerzas Armadas, que reciben la pensión completa que tenía su esposo”, señala.

Sonia Escudero, quien actualmente se dedica a la artesanía, recibe 127 mil pesos al mes. “Gracias a la ayuda de mis hijos llego apenas a fin de mes. Tengo que pagar luz, agua, gas y remedios, porque a esta edad una ocupa más dinero en medicamentos que en otra cosa”, puntualiza esta calerana que siente que lo que se vive en las calles, la representa.

“Estoy muy de acuerdo con las marchas y por eso participo de ellas, porque Chile es muy injusto. Los más jóvenes nos dan una esperanza de una mejor vida de la que nosotros tenemos. ¿Cómo no voy a querer educación gratuita, mejor salud y jubilaciones justas y dignas?”, comenta Sonia Escudero.

Sus gastos mensuales son tantos que, de la pensión recibida, libres le quedan un poco más de 30 mil pesos. En agua cancela 10 mil pesos gracias a que posee un subsidio. 17 y 16 mil pesos gasta Sonia Escudero en luz y gas, respectivamente. Pero sin duda los gastos más importantes son los medicamentos. “Aunque consigo algunos remedios en la Farmacia Comunal, gasto 48 mil pesos cada mes”.

“TENGO QUE HACER MALABARES PARA SOBREVIVIR”

Margarita Anacona Badilla tiene 72 años y lleva 50 años de matrimonio con Luis Bahamondes Araya, un conocido ex billarista que trabajo durante décadas en el antiguo Estadio Municipal. Su realidad no es muy diferente a la del resto de los adultos mayores del país.

“Recibo miserables 110 mil pesos de pensión, habiendo trabajado toda una vida. Mi marido recibe cerca de 130 mil pesos, imagínate, ¿se puede vivir con ese dinero?”, pregunta indignada esta madre y abuelita calerana que trabajó durante muchos años a cargo de la panadería de Ángelo Bernardello y que sufre una serie de enfermedades que hacen más complejo el escenario económico en su hogar cada mes.

“Aún sigo trabajando con mi hija, gracias a ella recibo un poco más de dinero, porque de lo contrario, no sé qué haríamos”, comenta Margarita Anacona, quien agrega que “tengo que hacer malabares para poder subsistir. Por eso, ya está bueno que nos vean la cara de estúpidos, me gustaría que el señor Presidente viviera con 110 mil pesos. Hay ancianos que no tienen qué comer, el pueblo se cansó”, señala con fuerza.

“ME GUSTARÍA VIAJAR PERO NO ALCANZA”

Con la tranquilidad propia de sus 81 años, sentada en el living de su casa, Norma Ramírez Baeza cuenta que recibe una pensión asistencial que alcanza los 100 mil pesos mensuales. Casi con resignación y con una calma que conmueve, señala que “mi marido, que fue panificador y se jubiló en ese trabajo, recibe 130 mil pesos. Gracias a Dios no nos falta, porque lo primero que aseguramos es la mercadería para el mes”.

Esta adulta mayor calerana cuenta que sus nietos los ayudan y se preocupan por este matrimonio que completó casi décadas unidos. “Paso todo el día junto a mi marido en mi casa, él se entretiene en sus siembras que tiene en nuestro patio. No salimos a ninguna parte, me gustaría que fuera diferente, poder viajar y conocer, pero no es así”, explica.

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