Kinesiólogos del Hospital de Quillota: la lucha diaria con el coronavirus

Publicado el at 03/07/2020
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Estos profesionales pasan varias horas del día en procedimientos riesgosos con los pacientes más graves, bajo capas de protección

QUILLOTA.–  “Terrible, agotador”. Con estas dos palabras, el coordinador técnico – clínico del Equipo de Kinesiología Intensiva del Hospital San Martín, Gonzalo Varas Durán, describe lo que significa estar una o dos horas bajo los Equipos de Protección Personal (EPP) que deben usar para los manejos complejos de pacientes contagiados con coronavirus que se atienden en la Unidad de Pacientes Críticos (UPC) del centro asistencial de Quillota.

“Más en mi caso, que soy algo claustrofóbico”, dice medio en broma este profesional, explicando que el rol de esta disciplina es clave para salvar la vida de los enfermos, desbloquear sus vías aéreas y, luego, rehabilitarlos para devolverles movilidad.

Como parte del equipo de médicos, tens (técnicos paramédicos), auxiliares y enfermeros, los kinesiólogos son quienes acumulan más horas de contacto con contagiados y sospechoso. Aunque el médico dirige los manejos clínicos y visita al paciente regularmente, estos profesionales están dentro de las salas de aislamiento en periodos que fácilmente pueden llegar a las dos horas, bajo equipos de protección que los deshidratan con facilidad.

Y no es para menos, pues la lista de elementos que deben cargar es larga. Gonzalo Varas lo detalla: “Arriba, como una especie de chimenea, se pone un Filtro Viral Bacteriano, que va anexado a la máscara total facial. Es una adaptación del mundo del Snorkel, que usa un codo 3D. Filtra el aire inspirado y adentro tiene válvulas especiales para evitar consumir aire contaminado. Debajo de un capuchón, llevamos dos gorras, como cofias. Sobre todo esto, el overol completo, de un solo uso, pues se deshecha inmediatamente después de un procedimiento. Debajo va una pechara de plástico de manga larga. En las manos, doble guante de vinilo o látex y, en los pies, protectores de zapatos”.

Deben ponerse todos estos elementos para cada procedimiento de alto riesgo, como la intubación o extubación de un paciente sedado y conectado a ventilación mecánica: “Es agotador, porque te deshidratas y estás mucho rato en la sala trabajando así. Pero es la única forma de evitar o reducir el riesgo”, explica.

KINESIÓLOGOS PIEZAS CLAVE

Desde el 2004, en la Guía Clínica del Ministerio de Salud reconoce el aporte de los kinesiólogos como clave en la recuperación de pacientes con patologías respiratorias. Desde el 2011, se les incorporó formalmente a los equipos dedicados al manejo de Cuidados Intermedios e Intensivos.

“Ahora, esperamos sumar más profesionales a la Unidad de Emergencia. En el Hospital de Quillota hay un equipo con mucha experiencia, a la par de cualquier equipo de una clínica importante de Santiago. Consideramos que es el más sólido de la Región”, comenta Varas.

En la atención de pacientes COVID graves, el kinesiólogo participa desde el día cero al lado del médico, en la intubación del paciente. Luego se mantiene al lado del enfermo, pues asiste y modifica los parámetros de la ventilación mecánica; o maneja las cánulas de alto flujo -terapia ventilación no invasiva- programando y modificando los dispositivos.

“Se enfrenta un riesgo alto, porque son personas con una traqueotomía, sacamos filtros y secreciones, levantamos al paciente cuando despierta. Si el ‘kine’ no entra, el paciente no se puede levantar. Luego estamos cuando el paciente empieza a despertar. Está débil, pues ha perdido masa muscular, tras dos semanas sedado. Una UCI no funciona sin un kinesiólogo, porque en la medicina intensiva es clave en la atención y la recuperación”, puntualizó Gonzalo, mientras está de salida de un turno de 24 horas en el Hospital San Martín.

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