Joven marino de San Pedro se quitó la vida al interior del Hospital Naval

Publicado el at 5:33 pm
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Problemas personales y de salud llevaron a Eduardo Maldonado a tomar la drástica decisión del suicidio

QUILLOTA.- Aunque Eduardo Maldonado González solo vivió 37 años dejó una huella muy grande en quienes lo conocieron, ya que todos rescatan su amabilidad, responsabilidad y ganas de ayudar sin pedir algo a cambio. Según cuenta su madre, Hortensia González, siempre se caracterizó por ser amistoso. De hecho, invitaba a sus amigos hasta su casa, en el distrito de San Pedro.

Estudió la educación básica en el Colegio Abel Guerrero y egresó de cuarto medio del Liceo Comercial. Allí estudió la especialidad de contabilidad con la idea de estudiar una especialización a nivel técnico o universitario. Sin embargo, en el camino sus planes cambiaron, ya que tras ser invitado a conocer unos buques en Valparaíso se maravilló con los radares y tomó la decisión de ingresar a la Armada.

“Postuló cuando estaba saliendo de tercero medio, con 17 años. Tenía mucha esperanza de quedar y pasó por muchas etapas que logró vencer. En enero de 1999 lo fuimos a dejar a Valparaíso para que se embarcara a la isla Quiriquina. Fue muy duro al principio, pero para él era todo un reto y logró su objetivo. Al interior de la Armada estudió mecánica electrónica en radares”, contó su madre Hortensia.

Cuando ya llevaba un par de años en la Armada y visitaba periódicamente a su familia en el sector de San Pedro, conoció a una joven con la que decidió casarse y formar una familia. Si bien Eduardo “Lalo” Maldonado ya era padre de un niño que hoy tiene 17 años, su felicidad la complementaron sus dos hijas de 12 y 6 años.

Luego de unos años en el sur de Chile, hace poco más de cuatro años Eduardo regresó a la región y comenzó a trabajar en el Hospital Naval de Viña del Mar, donde se encargó de arreglar una gran cantidad de equipos para mantener en óptimas condiciones el centro de salud.

Paralelamente se dedicaba a arreglar artículos electrónicos de amigos y conocidos que pedían su ayuda, a los que se las brindaba con mucha generosidad y muchas veces sin siquiera cobrar por su trabajo.

Tras haber sufrido en su juventud un grave accidente, mientras se encontraba en el sur del país, su salud siempre estuvo resentida y sufrió algunos problemas en su columna y sus riñones. Esto, sumado a algunos problemas personales, lo llevaron a una depresión.

Aunque estaba siendo tratado con psicólogos de la Armada, los problemas lo comenzaron a aquejar cada día más y si bien su trabajo en el Hospital Naval le permitía distraerse, el pasado 31 de octubre Lalo decidió quitarse la vida.

“A la medianoche me llamaron por teléfono y me preguntaron si era familiar de Eduardo Maldonado. Respondí que era la mamá. Luego la persona se identificó y me dijo que el Lalo se había suicidado. En el mismo trabajo, el sector donde a veces dormía, decidió quitarse la vida. La última vez que hablé con él fue ese día miércoles, me llamó me contó algunos problemas, pero yo intentaba darle ánimos, lamentablemente tomo esa decisión”, relató Hortensia.

El cuerpo de Eduardo “Lalo” Maldonado fue velado en su hogar en la Villa Los Canelos en Quillota y, tras una misa en la parroquia de la Said, su cuerpo fue llevado al cementerio del cerro Mayaca, donde familiares, una veintena de amigos, conocidos y compañeros de la Armada lo despidieron.

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