Francisco Castro González: “En Cemento Melón me acogieron, me enseñaron y aprendí”

Publicado el at 10:51 pm
2332 0

En la Población Huertos Obreros, ahora tiene su emprendimiento de maquinarias, que lo hace muy conocido entre quienes viven en este barrio cementero

Francisco Humberto Castro González es calerano y fabricano desde su Partida de Nacimiento. Su padre trabajaba en Cemento Melón. Nació en 1951 y vivió su niñez inicial en la Población Cemento Melón. Aunque alrededor de sus seis años, su familia se mudó a la Población Huertos Obreros.

“Fue una de las primeras poblaciones que se hicieron en esta parte de la ciudad, en 1956. Sólo estaba la Población Cemento, desde alrededor de 1938. Eran algunas casas solas y luego se instaló el Hospital”, describe.

Era una parcela, dividida en 56 predios que correspondían a una Cooperativa de Trabajadores de Cemento Melón. Son terrenos de cinco mil metros. Fueron visionarios, pues costó barato, aunque llegaba al río, que en esos tiempos a veces se salía. La calle, que era de tierra, llegaba hasta el camino Troncal. Recuerdo que luego del terremoto de 1965, se inauguró la Población Juan de Dios Carmona, en San Diego para acá, con casas de madera, de emergencia”.

El padre de Francisco Castro tuvo un rol importante en la creación de los Huertos Obreros y también en los sindicatos de Cemento Melón: “Era mecánico en la empresa y padre de nueve hijos, cinco hombres y tres mujeres. Yo soy el quinto. Mi hermano Patricio trabaja conmigo”.

Eso lo cuenta en su pequeña oficina de los “Talleres Castro”, donde ahora ofrece servicios de maquinarias y, junto a sus hermanos, creó el club deportivo que juega en los seniors de La Cruz.

Sus estudios los hizo en la Escuela Cemento Melón y luego en el actual Liceo Pedro de Valdivia, hasta Cuarto Medio.

“Al salir, estuve varios años en el Plan de Empleo Mínimo en los tiempos de Pinochet. Me había casado con Rebeca y ya tenía dos hijos. Un tío trabajaba en la empresa y a él le pedía que me ingresara. Como Se demoró un poco, fui a hablar con él. Así entre, primero, con contratista. Estuve como seis meses con él, haciendo aseo, hasta que me contrataron de ayudante de molinero”, rememora.

Francisco Castro dice que, aparte de la alegría que le significó su contratación, también se tuvo que hacer duro para enfrentar su trabajo.

“En esos tiempos, 1976, en los molinos se trabajaba con carbón. Yo pasaba todo el turno negro. Era una pega difícil. Luego se comenzaron a instalar los filtros y variar los procesos de producción y de molienda y ya se hizo todo mucho mejor”, cuenta.

Trabajaba por turnos semanales, que lo obligaban a tener un trabajo semanal en turno como mañanero o nochero.

“Partí como ayudante en el molino y, después, pasé a molinero. De los molinos de carbón a los de materia prima que muele la piedra caliza y el de cemento. La seguridad era menos importante que ahora. Actualmente es muy difícil encontrar una partícula de polvo. La gente cree que todo lo que sale por las chimeneas es polvo. La empresa ha crecido mucho en los temas medioambientales y se ha hecho bastante en las últimas décadas. Hay humos que son de secado de las materias primas, lo que justamente evita que haya más problemas de partículas”, explica, como experto fabricano.

Francisco valora mucho su trabajo en Cemento Melón, que le permitió ir creciendo, en conocimientos y cargos.

“Eso era un incentivo para aprender y mejorar. También estaban los beneficios. De mis cuatro hijos, dos pudieron ir a la Universidad por el apoyo de la empresa. Eso creo que falta en las nuevas empresas: entender que un trabajador es un colaborador y que, detrás de él, hay una familia y responsabilidades. La empresa, cuando yo trabajé, se preocupaba de eso y, luego, de la seguridad de sus trabajadores”, comenta.

Gracias a mi paso por la empresa, tengo cuatro hijos profesionales, que es lo más importante que podamos dejar los padres a los hijos. También me ayudó en atreverme en este emprendimiento de Talleres Castro, que presta servicios de maquinarias. El 2000 me retiré voluntariamente, después de más de 20 años. Recibí un dinero que me permitió ayudar a mis hijos e iniciar esta actividad con mi familia. He tenido una buena familia, una forma de ver distinto la vida y también entender que el esfuerzo es la forma de salir adelante. Estoy muy agradecido de Cemento Melón. Me acogieron, me enseñaron y aprendí. Lo que soy ahora es el resultado de esa experiencia”, concluye este conocido calerano.

Comentarios