Estamos esperando la última piedra del hospital Biprovincial

Publicado el at 05/09/2017
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opinion de funador del diario el observador
Roberto Silva- Fundador de “El Observador”

Cuando uno pasa por la ruta Troncal, CH 60, al lado de la caletera, se alzan dos torres de construcción que marcan el lugar en el cual ya hace semanas han estado trabajando en la remoción de tierra, para construir los cimientos asísmicos del nuevo hospital Biprovincial Quillota – Petorca.

Anuncian que en los próximos días llegarán a seis las grúas torres que estarán trabajando para la colocación de las fundaciones de hormigón del moderno edificio, que tendrá seis pisos, un subterráneo para estacionamiento, helipuerto y capacidad para 282 camas.

El sábado colocaron la primera piedra los grandes impulsores del proyecto: el alcalde de Quillota, doctor Luis Mella; la ministra de Salud, doctora Carmen Castillo y el ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, estos dos secretarios de Estado, a nombre de la Presidenta Bachelet, que en su primer período comprometió el Estadio Bicentenario y el Hospital Biprovincial.

Que bien que todo se esté cumpliendo. Una primera piedra es un símbolo, pero los ciudadanos de esta zona estamos esperando la última piedra del hospital, porque la espera ha sido muy larga y los problemas de salud de la población tremendos.

La queja de siempre fue decir que nos íbamos muriendo en las ambulancias”.

Hace no menos de 40 años se viene hablando del nuevo hospital, que debe reemplazar al que se hizo en la década del 50. Han pasado los gobiernos y ahora, por primera vez, estamos sobre algo concreto.

La decisión del alcalde Mella de adquirir los terrenos fue muy acertada y permitió que el centro asistencial quede ubicado al lado de una moderna carretera. Ya en los terrenos aledaños hay casas nuevas y todo el sector se ha revalorizado, abriéndose a lo que será el flujo hospitalario.

La queja de siempre fue decir que nos íbamos muriendo en las ambulancias. Que el paciente venía del Hospital de La Ligua y lo bajaban en La Calera para estabilizarlo, pero era mejor llevarlo a Quillota, pero ahí tampoco había la resolución necesaria, por lo tanto, se preparaba el traslado a Viña del Mar. Así los pacientes morían en las ambulancias por falta de una atención adecuada más cerca de sus hogares.

“No pasó nada en todo el gobierno militar, tampoco durante la Concertación (fuera de la promesa de Bachelet) y menos con Piñera”.

Hay muchos médicos que junto al Centro de Amigos del Hospital, trabajaron para que el proyecto pudiera ser realidad. Todos ellos fueron muy importantes en mantener viva la necesidad ante las autoridades.

Quiero hoy recordar al doctor Germán Irarrázaval, gran renovador del Hospital San Martín, que con su energía y visión, le dio esperanzas a la comunidad de la zona de que luchando se podría conseguir un nuevo centro asistencial. Le tocó recibir a Pinochet y su esposa, cuando el Hospital de Quillota tenía hasta los pasillos repletos de muertos y heridos del accidente ferroviario de Queronque. Ella, le dijo que estaba muy asombrada de ver el mal estado del hospital. Irarrázabal le contestó secamente: “Es que usted conoce sólo los hospitales militares y es bueno que vea cómo son estos otros hospitales, para que nos ayude a que se construya uno nuevo”. No pasó nada en todo el gobierno militar, tampoco durante la Concertación (fuera de la promesa de Bachelet) y menos con Piñera, que durante los tres últimos días de su gobierno, tuvo sobre su escritorio el decreto listo para la construcción del nuevo hospital concesionado. Solo faltaba su firma y no lo firmó. En todo caso, sus razones habrá tenido.

Esperemos la última piedra de nuestro hospital, que será por lo menos en tres años más.

 

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