En Los Andes le pidieron que partiera para no sufrir más y murió esa misma noche mientras dormía

Publicado el at 12:43 pm
3102 0

Eduardo Pascual Gómez ya rozaba los 90 años tras haber sido uno de los primeros colectiveros de Los Andes

LOS ANDES.- Hace solo cuatro años dejó de conducir su querido colectivo, ese que le permitió ganarse el respeto y el cariño de la comunidad andina. Fue su salud la que le impidió continuar trabajando, por lo que tomó la decisión de dejar el vehículo que lo acompañó por cerca de 20 años para descansar y reposar de su complicada situación de salud.

Se trata de Eduardo Pascual Gómez, de 85 años según su cédula de identidad, pero con nueve décadas en sus espaldas, toda vez que fue inscrito tarde en el Registro Civil, como solía suceder en tiempos de nuestros abuelos.  Su legado se debe a que es uno de los primeros colectiveros de Los Andes, convirtiéndose además en el pionero de la Línea Villa Minera Andina, recorrido por el que peleó hasta verlo hecho realidad.

Durante toda su carrera al volante conectó a los habitantes de dicho sector, que con el paso de los años fue expandiéndose cada vez más, con el centro de la ciudad. Sin embargo, sus orígenes no comenzaron a bordo de un automóvil de color negro, sino más bien en el ámbito de la educación.

Oriundo de la comuna de San Esteban, estudió en el Instituto Agrícola “Pascual Baburizza”, convirtiéndose  en jefe de lechería y luego en encargado del internado.

Su esposa, Gladys Ibarra, fue inspectora del Liceo Técnico,  hoy Liceo Amancay, y se conocieron justamente debido a sus labores en el mundo de la educación. Juntos tuvieron dos hijos y cuatro nietos, tres mujeres y un varón.

AÑOS DE TRABAJO

Eduardo además se dedicó al comercio agrícola, para después y con 60 años a cuestas, retirarse de su trabajo para asentarse de forma definitiva en Los Andes. Junto a su familia se fue a vivir a la Población “J.J. Aguirre” y tomó la decisión de ingresar al mundo del transporte.

“Siempre fue una persona alegre, amigo de sus amigos y preocupado por sus compañeros de labor, siendo destacado como sindicalista. Como colectivero fue uno de los propulsores de la línea Villa Minera Andina”, recordó Gladys, hija del querido Johnny, como era conocido por sus amigos y colegas.

“Creo que falta en la comuna que nos preocupemos más por los adultos mayores, reconociendo en vida a aquellos que han aportado en la comunidad. Mi padre fue súper humilde pero dejó un importante legado, y siento que la ciudad quedó en deuda con él y con mucha gente que ha sido un aporte para la comunidad”.

SE FUE EN EL SUEÑO

Su salud ya venía deteriorada, afectado por una diabetes y un cuadro de demencia senil avanzado. Horas antes de su deceso, su familia se acercó a él mientras permanecía postrado, intuyendo tal vez que su partida se aproximaba. Su hija Gladys recordó que se acercaron a él y le pidieron que descansara, ya que estaba sufriendo.

Y como si hubiese sido la señal que él estaba esperando, la mañana del martes no despertó. Pero se fue tranquilo mientras dormía. Y si bien es cierto sus seres queridos sufrieron con esta lamentable pérdida, manifestaron al mismo tiempo paz y sobre todo seguridad de que Eduardo descansaba de todo su dolor. “Como familia estamos tranquilos porque lo dimos todo por él”, reflexionó Gladys.

Los funerales se realizaron este miércoles en la Parroquia La Asunción, para luego trasladar sus restos hasta el Cementerio Parroquial de Los Andes.

Durante su emotivo último adiós, la comunidad se volcó para despedirlo y demostrarle su cariño, valorando sus esfuerzos por mejorar las condiciones laborales de los transportistas de la comuna.

Comentarios