Empresario falleció en Brasil esperando el partido de U. La Calera contra Fluminense

Publicado el at 13/01/2020
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Oriundo de la Población Ferroviaria, se mudó a Río de Janeiro y murió de un ataque al corazón después de la Navidad

LA CALERA.- Aldo Arancibia Bustamante tenía 52 años, una vida feliz y llena de logros. Y si bien vivía en Brasil sus orígenes están en La Calera, específicamente en la Población Ferroviaria. Allí vivía junto a sus padres y sus dos hermanos, compartiendo con sus amigos del barrio más de una “pichanga” improvisada.

Egresó del Colegio Diego Echeverría de Quillota y luego entró a estudiar idiomas en la Universidad Católica de Valparaíso. Se hizo rotario y además incursionó como locutor radial, realizando distintos programas en una emisora de la comuna para luego seguir vinculado a las comunicaciones pero en La Ligua.

Aldo se enamoró de una calerana, con quien tuvo seis hijos. En cuanto a su vida laboral decidió entrar al mundo de los seguros, logrando fundar gracias a su personalidad activa y disciplinada la empresa ABT Broker en 2006, estableciendo con el paso de los años sucursales en Bolivia, Colombia y Perú, entre otros países latinoamericanos.

Para seguir progresando tomó una capacitación en Londres, Reino Unido, logrando mantener activa y con éxito su reconocida empresa, la cual en la actualidad incluso compite con las principales multinacionales del rubro. De esta manera, logró dar a conocer el nombre de Chile y La Calera en muchos países del mundo.

Cuentan sus familiares que iba y venía, nunca se quedaba quieto y participaba siempre de eventos solidarios. Ayudaba a clubes de futbol y fue prácticamente un salvador de mucha gente. Aldo siguió creciendo pero, a medida que pasaba el tiempo, algo comenzó a fallar en su corazón. Afortunadamente pudo superar algunos pre-infartos gracias a que se cuidaba mucho y llevaba una vida sana.

EMIGRÓ A BRASIL

Tras separarse de su mujer, hace varios años atrás, volvió a enamorarse. Conoció una mujer brasileña, con quien decidió seguir su vida y trasladarse a Río de Janeiro. Con ella tuvo a su séptimo hijo en tierras cariocas.

“Como núcleo familiar todos girábamos en torno a él -expresó su hermano Mauricio Arancibia-. Yo hice una carrera de trabajo junto a él y tenía muchos sueños, entre ellos potenciar más su empresa en el extranjero. Pero nunca olvidó a su gente, seguía organizando encuentros con sus compañeros de colegio, de barrio y de universidad”.

Su hermano agregó que “muchos vivimos bajo su alero, nos apoyaba en todo. A mi madre le construyó una casa y la llenaba de amor, cada vez que venía eran fijos los tecitos y las conversaciones con ella. Mi hermano nos regaloneó mucho, era nuestro súper héroe. Él insistía en que las capacidades de las personas y el esfuerzo sacaban lo mejor de cada uno”.

UNA MUERTE INESPERADA

A pesar de vivir en Brasil no se olvidaba de su natal La Calera. De hecho, esperaba con ansias el partido que se jugaría el 4 de febrero entre Fluminense y Unión La Calera, en el mítico Estadio Maracaná. Varios de sus amigos irían al encuentro y se hospedarían en su hogar.

Pero el 26 de diciembre, luego de pasar la Navidad en compañía de su familia y desear felices fiestas a su gente de La Calera, se levantó temprano y fue hacer como de costumbre su rutina de ejercicios a un gimnasio cercano. Al llegar a su casa sintió un fuerte dolor en el pecho, el cual fue progresando. Fue trasladado de inmediato a un centro asistencial al que no alcanzó a llegar con vida: Aldo falleció de un infarto agudo al miocardio.

“Para nosotros fue impactante la noticia -cuenta su acongojado hermano- no podíamos creerlo porque él estaba bien, viviendo feliz y pleno, era totalmente sano. Dejó en nosotros una semilla, él consiguió lo que predicaba y ahora tenemos el deber de hacer crecer esa semilla en honor a él”, concluyó.

Mauricio viajó a Brasil junto a su sobrino, el hijo mayor de Aldo, a buscar el cuerpo. Después de lentos y angustiantes trámites, a los siete días lograron traerlo de vuelta a su ciudad. El funeral se realizó el pasado domingo ante una multitud de personas en la Parroquia San José. Aldo quería tanto su ciudad que ya había comprado su sepultura en el cementerio parque de Nogales, donde fue sepultado entre un centenar de amigos y familiares.

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