Destacado integrante del Club de Tenis de Quillota falleció de un infarto fulminante

Publicado el at 1:47 pm
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Su repentina partida conmovió al mundo del deporte de la comuna

QUILLOTA.- Un profundo pesar existe en la comunidad del tenis quillotano luego que se diera a conocer la muerte de uno de sus más destacados deportistas, Roberto Zamora Salinas, quien a sus 59 años sufrió un infarto fulminante.

El quillotano, que pasó toda su vida en su ciudad natal, fue parte de distintos colegios de la ciudad, pero donde más lo recuerdan es en el Instituto Rafael Ariztía, pues allí dejó grandes amigos.

Al egresar del colegio ingresó a la Escuela Militar y fue en este lugar donde comenzó a dedicarse mucho más a los deportes. Y a pesar de que tuvo la influencia de su padre hacia el fútbol, su pasión se inclinó por el tenis, deporte que practicaba casi a diario y lo que lo llevó a ser parte del Club de Tenis de Quillota, donde llegó en diversas ocasiones a ser dirigente.

Luego de estar un par de años en la Escuela Militar, Roberto comenzó a estudiar administración de empresas y casi paralelamente a sus estudios, empezó a trabajar en diferentes bancos de la comuna.

En el ámbito personal Roberto siempre fue un hombre muy cariñoso, alegre y preocupado por su familia. Fue por esta razón que, luego de haber estado por 12 años como pareja de Cecilia Narr, decidió casarse y formalizar su relación, la que tenía como resultado seis hijos: Claudia, Cecilia, Gabriela, Paulina, Eugenio y Loreto.

“Mi papá siempre fue muy cariñoso, todos los recuerdan porque era una persona que nunca temía mostrar sus emociones. Era el primero en llamar en los cumpleaños, muy atento, muy alegre y preocupado de todo el mundo. Además le gustaba mucho compartir con amigos y hacer asados”, contó su hija Paulina Zamora.

REPENTINA MUERTE

Aunque en su juventud Roberto tuvo algunos problemas de salud, el pasado lunes su fallecimiento fue tan repentino que sorprendió a todos sus cercanos.

Ese día, Roberto Zamora realizó su rutina diaria con total normalidad. Trabajó durante el día y, al llegar a su casa en O’Higgins con Alberdi, compartió con su esposa Cecilia una buena comida y un rico kuchen, para luego acostarse a dormir.

Alrededor de la medianoche comenzó a sentirse mareado y rápidamente dejo de tener pulso. A pesar de la pronta llegada de la ambulancia y del trabajo para reanimarlo que realizaron los paramédicos, Roberto falleció.

Tras un concurrido velatorio en la parroquia San Martín de Tours, la tarde del miércoles se llevó a cabo una misa para posteriormente llevar su cuerpo hasta el cementerio Parque de Quillota en Rautén.

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