De medio ambiente y sus calamidades

Publicado el at 16/08/2017
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“Se extraña la proactividad y el adelanto de las medidas, antes de que exploten, antes de que se sobrepasen las normas de emisiones y las fiscalizaciones”.

Jimena Améstica Zavala Periodista

 

Una vez más las agrupaciones ambientalistas de Quintero recurrieron a la Contraloría Regional de Valparaíso. El motivo: alertar a las autoridades sanitarias sobre los efectos que podrían estar causando “los altos niveles de arsénico” en la comunidad. Recordemos que en junio fue la misma agrupación activista Dunas de Ritoque, la que hizo públicos los resultados del Plan de Vigilancia de Metales en Productos del Mar para Puchuncaví y Quintero 2014 – 2015, un estudio desarrollado por el Ministerio de Salud que demostró la existencia de diferentes metales pesados en las costas de Quintero, Puchuncaví y San Antonio. Si bien el estudio ya estaba terminado, el informe sólo fue conocido después de una petición a través del sistema de transparencia, situación que generó polémica entre los diferentes actores de la comuna.

Y es que pareciera que cada una de sus acciones frente a estos temas, suele estar antecedida por alguna reclamación de la comunidad”.

Pero esta investigación no ha sido la única, el año pasado, también, la misma agrupación mostró los resultados del trabajo de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, rotulado bajo el nombre de “Determinación de los impactos en los recursos hidrobiológicos y en los ecosistemas marinos presentes en el área de influencia del derrame de hidrocarburo de Bahía Quintero, V Región”. Una vez más, las conclusiones no fueron publicadas de forma oficial por las autoridades sanitarias. Y una vez más, las cifras eran negativas, pues el porcentaje de metales pesados en las especies marinas superó incluso diez veces los niveles aceptados por los mismos organismos de salud.

Entonces, no necesitamos conocer demasiado del tema para sacar conclusiones sobre el actuar de las autoridades. Y es que pareciera que cada una de sus acciones frente a estos temas, suele estar antecedida por alguna reclamación de la comunidad. Muchos de ellos, integrantes activos que están dedicándose al 100% a deambular por tribunales.

Planes de descontaminación, mesas de trabajo y estaciones de monitoreo. Esas suelen ser las respuestas activas de las instituciones. Sin embargo, aún se extraña la proactividad y el adelanto de las medidas, antes de que exploten, antes de que se sobrepasen las normas de emisiones y las fiscalizaciones. Y es más, ante las dudas, lo que sí queda claro es que el cuestionamiento por parte de la comunidad debe seguir. Pues, bien lo advierte una vieja canción que encierra la sabiduría popular: “Aserrín, aserrán, los maderos de San Juan, piden pan, no les dan, piden queso, les dan hueso. Piden vino, si les dan. Se marean y se van”. Hay cosas que, al parecer, no cambian.


Foto destacada referencial: Terram

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