Cuidado con la nueva ley

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Milena Rojas Aguilar – Periodista

 

La semana pasada un profesor y director de un colegio de La Calera fue formalizado por propinarle tres golpes a mano abierta a un pequeño alumno haitiano. El niño, al parecer, desordenaba los muebles del hall del establecimiento y no obedecía las órdenes del director, entonces ocurrió lo inesperado y en un impulso desafortunado le dio los manotazos.

Esto no pasó inadvertido para una apoderada, que decidió denunciarlo. Al rato llegaron los carabineros y se llevaron detenido al director, el que pasó todo el día y la noche en la comisaría y llegó esposado al Juzgado de Garantía.

Durante la audiencia, el fiscal le dio una “salida alternativa” consistente en someterse a un tratamiento psicológico por un año y la prohibición de acercarse al menor. Por su parte, la municipalidad iniciará un sumario administrativo, el cual podría concluir con la destitución de su cargo.

Esto ha causado gran polémica. En redes sociales se manifiestan en contra y también en apoyo al docente porque dicen que ni siquiera los padres del menor quisieron hacer el reclamo. En fin, hasta los docentes están divididos ya que el director es conocido por su calidez, amabilidad y vocación. Se dice que es “operado de los nervios” y -hasta este triste episodio- tenía una conducta impecable. Por eso que gran parte de la comunidad educativa quedó sorprendida con su reacción.

si se ve enfrentado a una situación similar, respire, tome agua, de una vuelta, cuente hasta cinco mil o haga lo que sea, pero no se le ocurra perder el control ante un menor, no vaya a ser que pierda también su trabajo o hasta su libertad”.

Lamentablemente esto le costará muy caro. La nueva ley, promulgada recién este 6 de junio, sanciona como “delito” cualquier agresión hacia un menor, discapacitado o adulto mayor y según el grado de las lesiones se castigará hasta con cárcel.

El caso del director es el segundo en Chile desde que se promulgó la nueva ley, después del caso de una monja que casi paga con cárcel el hecho de pegar una bofetada a un niño de 11 años.

Si bien no justifico de ningún modo la violencia, hay que reconocer que muchas veces los profesores colapsan ante niños desobedientes, insolentes o agresivos y más aún si hay algunos apoderados que avalan estas conductas poniéndose en contra del profesor.

Me gusta esta ley, pues además de proteger a los más vulnerables, pone a prueba la tolerancia y el autocontrol, señal de que estamos evolucionando, aunque sea a la fuerza. Por eso, cualesquiera que sean las circunstancias, si se ve enfrentado a una situación similar, respire, tome agua, de una vuelta, cuente hasta cinco mil o haga lo que sea, pero no se le ocurra perder el control ante un menor, no vaya a ser que pierda también su trabajo o hasta su libertad.

 

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