Con mucho dolor fue despedido el querido “Lalo”, el trabajador de confianza de la familia Pentzke

Publicado el at 3:10 pm
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Reinaldo Espinoza fue despedido por una multitud en la Iglesia La Merced

SAN FELIPE.- “Uno siempre cree que no le va a tocar pasar por estas cosas, pero suceden”, fueron las palabras que compartió con “El Observador”, la señora Rosa Fanny Salinas Vicencio, esposa de Reinaldo René Espinoza, el trabajador que hace dos miércoles murió al sufrir un accidente cerebro vascular mientras podaba un árbol de gran altura en la casa del empresario Alberto Pentzke.

A casi una semana de la partida de su querido marido, con quien compartió su vida por más de 30 años, Rosa cuenta que la noticia llegó a sus oídos a través de un vecino, que al igual que ella, vive en la población “La Santita”. Recuerda que cuando llegó a la casa de los Pentzke, el joven le preguntó si estaba preparada para ver a su esposo, pero hasta ese minuto ella no entendía bien lo que estaba pasando.

Pero sin más preámbulos, el mismo joven le dijo que su marido había fallecido, lo que fue un duro golpe del que aún Rosa se está recuperando.

A pesar de esto, asegura estar muy agradecida de todas las personas que se fueron a despedir de su marido el pasado viernes, que era más conocido entre los vecinos y sus amigos como “Lalo” o “Lalito”.

“Hicimos la misa en la Iglesia La Merced y lo sepultamos en el Cementerio Municipal. Él era muy querido, mucha gente lo conocía. El velorio estuvo muy lindo, no tengo nada que decir, él estuvo muy acompañado. Lo despidió mucha gente, estoy muy agradecida, en especial de mis vecinos”, dice la señora Rosa, quien quedó viuda a los 75 años.

TRABAJADOR DE CONFIANZA

Pero más allá de lo difícil que puede ser dejar partir a un ser querido, a Rosa Salinas le preocupa que recuerden a su esposo como alguien que no era, por eso no duda en aclarar el trabajo que Reinaldo Espinoza hacía en la casa de la familia Pentzke.

“Mi esposo trabajó muchos años en la conservera Pentzke y luego se jubiló. Después don `Tito´ Pentzke buscaba a una persona que le cuidara su casa de acá de San Felipe, alguien que fuera de confianza, ahí mi esposo comenzó a trabajar con ellos de nuevo”, comenta esta mujer.

Agrega que su esposo era la persona que cuidaba la casa de los Pentzke, que “él tenía las llaves de toda la casa y se preocupada de todo, hasta de darle comida a los perros”, descartando que su marido sólo se dedicaba a los trabajos de jardinería del lugar.

“Él no era jardinero”, repite, mientras recuerda lo jovial que siempre fue Reinaldo Espinoza, además de buen trabajador y amante de los animales, en especial de su perrita regalona “Estrellita”.

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