¿Cómo está la salud mental en Quillota durante la pandemia? Mira las reveladoras cifras que dejó este estudio

Publicado el at 7:45 pm
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Más de 600 quillotanos y quillotanas participaron en encuesta sobre salud mental desarrollada por la Universidad Andrés Bello y el municipio 

QUILLOTA.- El trabajo conjunto de la Unidad de Desarrollo Urbano del municipio, a través de su Área de Estudio y la Escuela de Psicología de la Universidad Andrés Bello, permitió la elaboración de un informe acerca de los efectos que ha tenido la pandemia en la salud mental de la comunidad.

El texto, llamado “Análisis de la Salud Mental en la población de Quillota en un contexto de Crisis Social y Pandemia”, surgió de las respuestas conseguidas a través de una encuesta que fue respondida por más de 600 participantes, de los cuales, el 80% eran de sexo femenino. Los resultados se presentaron el pasado viernes de forma virtual, en una sesión que contó con la participación de más de 35 personas de distintas áreas, para trabajar en alianzas con la ciudadanía, privados, academia y municipio, y así generar una coordinación mutua para elaborar un plan de promoción de salud mental que responda a las necesidades y preferencias que arrojaron las y los encuestados. 

Entre los resultados, destaca que el 50% evaluó su salud mental como “regular”, con tendencia a lo negativo, destacando la ansiedad y el estrés como las dos emociones más recurrentes. Además, gracias a los porcentajes de participación, se ha visibilizado que las mujeres han sido las más golpeadas por la pandemia. Esto, porque son ellas quienes –en su mayoría- cargan con las labores domésticas, el cuidado de los niños y ancianos y, en muchos casos, también con teletrabajo, por lo que los sentimientos de agobio aumentan, sumado a la incapacidad de salir libremente y aunque la mayoría expresó sentirse estresado, no solicitaron ayuda profesional.

La investigadora Paola Quezada enfatiza en que “este dato es interesante, ya que nos demuestra que estamos todavía con los primeros efectos de un estrés postraumático, en donde -generalmente- de una catástrofe o situaciones de otro tipo este efecto dura alrededor de 72 horas. Sin embargo, nosotros llevamos nueve meses en este estado de alerta, porque aún tenemos esta incertidumbre de cómo se va a resolver el tema de la pandemia”.  

 También se visualiza que las mujeres son las que están más propensas a algún tipo de violencia, lo que coincide con que fueron ellas quienes respondieron la encuesta en un 80%. Mientras que el rango etario marcó tendencia entre los 30 y 59 años, es decir, la población laboralmente activa, principalmente proveniente del área educacional, lo que habla de una sobrecarga y necesidad de este rubro en específico.  

 Dentro de los factores psicosociales que más afectaron se cuentan la disminución de las relaciones interpersonales, las clases, estudio y trabajo virtual, además de no poder salir del hogar. 

 En relación a las opciones para afrontar la crisis, las dos respuestas más frecuentes muestras acciones evidentemente opuestas. En primer lugar está la actividad física, como hacer deporte en casa, caminar y andar en bicicleta, seguida por la opción “ninguna”, es decir, hay un porcentaje de personas que declaró no haber hecho nada para sobrellevar la pandemia. Esto abre un abanico de posibilidades respecto a por qué no asumieron acción y puede responder a falta de tiempo, recursos, exceso de trabajo, así como una ausencia del hábito de autocuidado y reconocimiento de emociones.  

 Finalmente, ante la pregunta de si solicitaron alguna consulta en el servicio público o privado para atender su malestar, la mayoría respondió que no, remarcando que acudieron a “ayuda externa” traducida en medicina alternativa y búsqueda de información en Internet, lo cual lleva a reflexionar sobre qué están leyendo las personas y cuáles son sus fuentes.

En este sentido, Paola Quezada explicó que esto “habla también de una desconfianza que existe con lo institucional, donde las personas reconocen que más que buscar una ayuda institucional, necesitan darse un espacio para identificar qué es lo que les hace bien, ese espacio de reflexión para un autocuidado. Si bien no saben exactamente lo que van hacer, sí saben que necesitan un espacio y darse el tiempo para poder descubrirlo”. 

Por lo cual, la idea de este estudio es servir como insumo para la aplicación de políticas públicas que vayan en ayuda de quienes lo requieran, visibilizando la importancia que tiene la salud mental y hacerse cargo de ella y cómo esto afecta tanto lo físico como lo emocional.

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