¿Cómo bajar a los sanfelipeños del auto?

Publicado el at 13/11/2017
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Constanza Rivera Peña Periodista

Como afuerina, que lleva al menos tres meses viviendo en la ciudad, me han llamado profundamente la atención las desoladas ciclovías, las que se han estado construyendo, pienso yo, con las mejores intenciones por parte del municipio, para incentivar la vida saludable en la población, pero también para bajar al sanfelipeño de las máquinas de cuatro ruedas.

En una ciudad que concentra la mayor parte de su vida social y económica en un centro cívico de dimensiones pequeñas, es contraproducente que se vean tacos a mediodía en la Alameda Yungay y en calles que llegan a la plaza, como Coimas, Merced, Prat o Salinas, eso se debe, me imagino, al gran número de autos por persona que hay en la ciudad, y por supuesto, a la costumbre de la gente de ser, como se dice, “poto con ruedas”.

Me fui fijando en los pasajes de los barrios que se encuentran en la circunferencia más cercana al damero central y me pude percatar que en cada casa había mínimo uno o dos autos, sí, los conté”.

Se ve, a medias luces y sin necesidad de hacer un estudio sobre el tema, que en San Felipe “hay plata”, ya sea por el trabajo minero, ya sea por los grandes negocios de agricultura o por el mismo comercio del centro; e incluso, por la migración de personas de Santiago que han decidido buscar una mejor calidad de vida y ha llegado a la ciudad. Lo anterior permite ver un gran parque automotriz, realidad que vi reflejada un día mientras caminaba para conocer la ciudad y me encontré con el patio de una casa con ¡al menos tres autos estacionados!, y el dueño del hogar estaba próximo a guardar el cuarto.

Desde ese día, y a modo de investigación a esas alturas, me fui fijando en los pasajes de los barrios que se encuentran en la circunferencia más cercana al damero central y me pude percatar que en cada casa había mínimo uno o dos autos, sí, los conté. Lo mismo con los estacionamientos de los departamentos, ¡llenos! Seguramente esta no es una verdad que mete a todos en el mismo saco, como yo, muchas deben ser las personas que no tienen auto y usan otros medios para trasladarse.

Con esto, no se quiere decir que no se deban adquirir autos, en lo absoluto, pero haciendo el contraste de los tacos por las calles y las desoladas ciclovías, inmediatamente me nace pensar que algo podría ser distinto.

Para que la gran inversión que han significado las ciclovías valga la pena, ¿no sería bueno sacarles provecho y usarlas? –usarlas bien-, y cambiar la comodidad que entrega el auto por 10 minutos de ejercicio caminando o andando en bicicleta, para recrearse o también para hacer las compras o los trámites.

De esta manera, no sólo se podría bajar la ansiedad que produce avanzar muy poco cuando se está en medio de un taco para llegar a destino: la próxima cuadra, sino que también se podría ser más responsable con la contaminación de los automóviles, que se complementa con el alto uso de chimeneas y boscas por el duro clima de San Felipe.

Se podría decir que Santiago es esa dimensión paralela donde puedes ver el futuro y la verdad es que ahora el santiaguino hasta para ir al trabajo usa la bicicleta, ¡Piénsenlo!


Foto principal referencial: La otra voz
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