A 46 años del Nobel a Neruda y las sospechas sobre su muerte

Publicado el at 13/11/2017
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opinion de funador del diario el observador
Roberto Silva – Fundador de “El Observador”

Confieso que me sigue gustando leer a Neruda y que sus textos forman parte de mi educación literaria, estética, amorosa, ingeniosa. Hemos sido súper discriminatorios con la poesía de Neruda por el solo hecho de su militancia comunista.

Estoy convencido que muchos lo maltratan sin haberlo leído como se debe, sin haber encontrado en sus poemas las claves de nuestra historia, (pienso en “Canto General”) de nuestras pasiones amorosas (pienso en ”Los Versos del Capitán” y “Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada”) de nuestras alegrías y esperanzas (pienso en “Estravagario”) de nuestro ser americano (pienso en “Alturas de Machu Picchu”) de nuestros objetos y productos cotidianos (pienso en las “Odas Elementales”), en fin, un tremendo abanico de poemas escritos durante medio siglo que nos llevan por los grandes y pequeños temas que estremecen la vida humana.

Hace 46 años que le dieron el Nobel, (el 21 de octubre de 1971), mientras era Embajador de Chile en Francia. Más que un premio a su persona, un homenaje a Chile, tierra de poetas. Antes, la Academia Sueca había premiado a Gabriela Mistral, en 1945, la misma Gabriela que recibió seis años después el Premio Nacional de Literatura… con razón tenía tanta rabia con lo mal agradecido que somos los chilenos. Nos quedamos seis años pensando si merecía el nacional, después que la distinguieron con el más grande premio internacional de literatura en el mundo. Ese año 1945, Neruda recibió el Nacional de Literatura.

Declararon que Neruda estaba muy bien en la clínica, preparando su exilio a México, cuando sin causa aparente, muere en forma repentina”

Nada le ha sido fácil a Neruda. Nació hijo de obrero ferroviario en Parral y perdió a su madre al nacer. Se educó en Temuco y fue a Santiago a estudiar pedagogía en francés. Con menos de 30 años comenzó una intensa carrera diplomática que lo llevó por diferentes países de la tierra. Fue objeto de agudas persecuciones en su contra. Después de ser elegido Senador de la República por el norte, debió escapar de Chile para no ser encarcelado por González Videla, presidente radical por quién trabajo en su campaña electoral. En 1964 la CIA impidió que recibiera el Premio Nobel, al infiltrar la Academia Sueca y vincularlo con el asesinato de León Trotsky.

Crecieron las voces que lo descalificaban como poeta y lo dejaban como propagandista del totalitarismo. En nuestro país ha tenido a sus principales detractores. En 1970 lo declararon precandidato a la presidencia de la República, que después declinó para la nominación de Salvador Allende como candidato único, que triunfó con el 36,3% de los votos. Mientras estaba como embajador de Chile en Francia recibe el Nobel y es recibido en gloria y majestad en el estadio Nacional, donde en su discurso dijo que no podía regresar, si nunca se había ido de Chile. El 72 volvió a su casa de Isla Negra, aquejado de un cáncer a la próstata. Al año siguiente, días antes del golpe militar, lanzó un mensaje a los intelectuales, pidiendo que ayudaran a evitar una guerra civil en Chile. El 23 de septiembre del 73, doce días después del Once, muere en la Clínica Santa María.

Este debe ser el sino de nuestro máximo poeta: que lo persigan y cuestionen hasta en su propia tumba. Ya sea por su vida, por ser tan mujeriego o por su muerte”.

El partido Comunista de Chile presentó una querella, que fue acogida por la justicia, para que se investigue si Neruda murió de su cáncer o fue asesinado por agentes militares, que habrían conseguido que le inyectaran la muerte. Manuel Araya, su chofer, y el embajador de México en Chile, Gonzalo Martínez Corbalán, declararon que Neruda estaba muy bien en la clínica, preparando su exilio a México, cuando sin causa aparente, muere en forma repentina.

Este debe ser el sino de nuestro máximo poeta: que lo persigan y cuestionen hasta en su propia tumba. Ya sea por su vida, por ser tan mujeriego o por su muerte.

Es hora de combatir ese infortunio leyéndolo nuevamente con atención y entusiasmo. Son muchas las alegrías profundas que produce en el alma su lectura. No importa cómo murió Neruda si está tan vivo.


Foto principal: fundacionneruda.org
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